FILSA. Feria Internacional del Libro de Santiago 2020. No se ha cancelado oficialmente. ¿Los libros?
Quien se percate de mi ignorancia no haría un gran descubrimiento.
Ni yo puedo responder mis aseveraciones, y mucho menos mis fundamentos.
Desde luego, muchas, muchas veces quedo insatisfecho.
Pero he sido capaz de sacar en limpio que todo se trata de determinar las fantasías e ideas. Se pinte, baile, escriba, se piense, se saquen fotos. Y donde sea que busques tu nombre.
No se trata de explicar. Sino de conocerse a uno mismo.
Aunque prefiero dejar hablar a los otros y sus razonamientos, es evidente que calidad es mejor que número. Es muy fácil triplicarlo.
Son abundantes los autores, en este tipo de congregaciones, ferias, arenas, cual coliseos, famosos y de gran renombre. Y otros tantos que ruegan de rodillas e imploran llegar a serlo.
Por el poco respeto que tengo hacia mi persona y su cuidado, nunca me he acercado a estos coliseos.
Es seguro que me pondría rojo de vergüenza ajena. Las fotos, las vestimentas, las sonrisas que duran lo mismo que el obturador. Y las palabras, sobre todo las palabras e ideas que se manosean en las uniformes presentaciones y lecturas homogéneas. Y el conjunto de lo que produzca mayor vanidad.
No necesito salsa. Lo puedo comer crudo.
No estoy pensando en dictaminar sobre géneros y escritos. Pero me gustaría ver gente viva, de lengua vulgar, quiero que me den un cachetazo en la nariz, que injurien a los antiguos e ilustres.
Un autor que no conozca sus límites, sus frutos, su entendimiento, que reconozca su incapacidad, su vanidad.
Hay una desconfianza del lector por sostener el interés. Leerlos por más de una hora.
Y estirándolo.
No quiero enemistarme. Hay unos pocos que considero maestros, maestras. Y aquí amontono mis sueños, que a ratos se arrastran, como Ivar, “El Deshuesado”.
A veces nos tropezamos al leer. Insistimos un poco. Y, bueno, si no lo entiendo a la tercera vez, me abstengo.
Si un libro me aburre, vamos por otro. ¿Para qué tropezar? Nunca ha funcionado. Nunca va a funcionar. Quizás guarde relación con la incapacidad de mi esfuerzo.
El entendimiento nos condena. Transcribir las ideas es el camino del azar. El desconocimiento es lícito. Y los libros sólo nos acercan a lo agradable, a lo atractivo. De lo contrario, no sería una alianza.
Por otro lado, ¿para qué vamos a leer, hoy, en griego, por ejemplo?
Y lo más importante: ¿cómo hacer para sentirnos vivos en todo esto?
Simple. Evitar lo rebuscado. Lo sucesivo. Lo pálido. Lo que nos parezca menos ventajoso, aplicable, sólido. Y a lo que la dulzura cómoda nos convida.
Otros se sienten libres de todo.
Nadie necesita enfadarse. Los viejos poetas no lo hacían. Pero no era el efecto que buscaban tampoco. Menos, socorros ajenos. Es el tiempo que más se aprovechó.
Claro, no existían las redes sociales. No existía la necesidad inmediata de enteltecer la propia elocuencia.
Muchas dudas es lo poco que tenemos.
Conjeturas. Juicios inútiles.
El año pasado tuvieron que cancelar la FILSA por lo de octubre. El 2014 se suspendió por fuga de gas. Este año, sin duda, esperan hasta último minuto y cruzan los dedos que todo lo sanitario se arregle luego. Los ingresos que se generan, la publicidad de las editoriales, los autores promoviendose.
Es una pérdida de gasolina monstruosa para ellos.
Tiren ancla, las editoriales independientes. Los autores que apuestan por algo nuevo. 🙏
Abajo la venta de los repetidos stands y seguir hablando de lo mismo. Abajo las páginas sociales del mundillo literario manejado por unos pocos.
Por mí, que se suspenda otro año, y otro año, y otro año.
Ni ahí con lo presumido, esnobista y, sobre todo, cursi.
Pero bueno, como les decía, que hablen los demás. Si tuviesen una perilla atrás, les daría cuerda.
Hoy hay show. Se dan la mano.
Ya dejemos de una vez de predicar obras. Irrespetemos nuestros tiempos.
Ojalá los dioses me escuchen y todo esté solucionado para agosto.
No para ir a la FILSA, por cierto.
***
PS. Perdón por hablar pletóricamente desde el yo, pero este tema me hace cuchito-cuchito.
PS 2. Dennise Malebrán, sí, Dennise, te amo.
PS 3. A ti también te amo, Rey Helado. No se pique.
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