23 de agosto: Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición
LA VIOLACIÓN DE LOS VIOLADOS
Todos los 23 de agosto se celebra una nueva jornada del día que en el año 1791 se alzaron hombres y mujeres afroamericanos contra la esclavitud a la que estaban sometidos. Y no fue entre 1798 y 1830 que, gradualmente, esto se fue dando en el mundo. De hecho, recién el año 1997 la UNESCO lo reconoció como un día de celebración oficial.
“Gradualmente” es un eufemismo. Una indirecta y un disimulo burdo a lo que ha ocurrido.
Hay países que lo recuerdan solo en teoría. Estamos repletos de formas modernas de esclavitud. De formas de discriminación. Nunca, nunca, actitudes menos racistas a lo largo de todo el planeta. Basta ver el matrimonio precoz o forzado de ciertas culturas en que las mujeres son canjeadas por intereses económicos. Víctimas de caraduras que se aprovechan de la necesidad de otros, no siempre afroamericanos, para explotarlos y ejercer una práctica de deterioro, daño y deshonor laboral y humano bastante similar a la de antaño. Nada tiene que envidiarle.
La trata de mujeres y niñas aún existe. Esto no es distinto a una tiranía.
Netflix, nuestra plataforma estrella por el momento —al director González Iñárritu lo pusieron de cabeza a pensar en nuevas estrategias para mantener la plataforma viva, frente a la competencia que se avecina, lo que se traduciría en Netflix Plus, o sea, exponer series y películas de su propio contenido en cines— lanzó hace no poco tiempo, pero sin mucha revista, la miniserie «When they see us» (“Así nos ven”) que aborda la experiencia de cuatro jóvenes de raza negra y un latino que son acusados de una violación que nunca cometieron. Y que jamás, de ningún modo, fue un error de la policía, sino un gesto deliberado de los “guardianes del orden y la ley” por acusarlos y someterlos, en un principio, a reconocer un crimen que no habían cometido, por conveniencia y por racismo, pero que después todo se convierte en un viaje al infierno al más puro estilo de Dante en la «Comedia», más conocida por muchos como «La divina comedia». Todo esto, situado en el Harlem de 1989. Lo principal y más crudo, es que estos hechos no son salidos de la mente de ningún guionista. Son tan reales como la sal que tiene el agua del mar. Los tuvieron presos por condenas con horribles rótulos que fueron desde los 6 a los 13 años.
Donald Trump pagó US$85.000 a distintos periódicos de la época para que difamaran y divulgaran esta noticia.
Al recordarlo ya se me pone el nudo ese, aquí. Así se debe sentir dios. Riendo en la orilla, sentado al borde del mundo, con sus piernitas colgando. De uñas sucias y sin cortar. Todo. Nada. La vida es una apuesta.
Y así como pasan estas cosas, la pregunta que cabe es ¿qué más está pasando en el mundo?
Si la policía se toma estas licencias, ¿qué otras cosas se pueden tomar? Ya sabemos.
Por otro lado, de acorde al Instituto Nacional de Derechos Humanos: La mayoría de los chilenos se considera “más blanco que otras personas de países latinoamericanos”, de acuerdo a lo que perciben los encuestados, en tanto que consideran a las personas migrantes como más “sucias” que la población chilena.
No todo es blanco o negro. A EE.UU. le ha costado mucho, admitir, superar estos temas. Desde el orden político tanto como al judicial. Y es que muchas veces no se trata de justicia, es solo política.
Recordemos el caso, efectivo, material, real, de Don Shirley, retratado en la película «Green Book», donde un aclamado y virtuoso pianista de jazz, afroamericano, toca para la sociedad más alta de Norteamérica, ambientada a principios de los años 60s, pero no lo dejan usar el baño de su casas, ir al comedor y sentarse entre la multitud, o unos tipos cualquiera, con odio, le niegan entrar a un bar. Estamos hablando de 1962. Eso es una locura. ¿No se había abolido toda esta cuestión allá por 1850?
Peleas entre pandillas de una misma raza, peleas entre “blancos” y “negros”, jóvenes “de color” le dan una tanda de 90 minutos a un chico "nazi" que ubicaron por Twitter. Ya es otro de los tantos temas que se nos están yendo de las manos. Esta bola de 40075.017 km va a explotar. Es su única misión.
Este video de Maryl Streep para los Globos de Oro es de las cosas que más me han llamado la atención en los últimos días. Es del 2017 y no lo había visto. Por favor tómense 5 minutos de sus vidas. Háganse un favor. Les servirá para siempre.
Amarillos, blancos, negros, cafés, chicos, altos, gordos, crespos, rubios, colorines, dientudos, los sin barba, con caries, cejudos, calvos, con miopía, narigonez, canosos, con acné, del norte, del sur, de arriba o de abajo.
¡Orden! ¡Orden! Respeto, simple, respeto. Sentido común, simple, sentido común.
Lo más lindo de «Así nos ven» y que creo es uno de los mensajes centrales que debemos asociar para el planeta: es que nos demuestran que la venganza no es dulce.
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Zona tres datos:
1.- George Junius Stinney Jr. fue la persona más joven en ser enviado a la silla eléctrica. Raza negra. 14 años. 1944. Una jornada de juicio. Un par de horas. Después se decretó que no tenía la fuerza suficiente para levantar la viga con que habría golpeado a sus dos víctimas el día del crimen.
2.- No olvidemos «En el nombre del padre» otra excelente película biográfica de montajes policiales estrambóticos, en el tiempo del IRA, que han llevado a inocentes a cumplir condenas.
3.- La Estatua de la Libertad fue construida en en 1886.
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