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Comentario The Boys: La política, los fans y la sangre

Fantasías disparatadas, encarnizadas, chabacanas, afines al politiqueo y periféricas de la moral. The Boys de Amazon Prime sorprendió en 2019 por la crudeza relatada en historias de capas y rayos láser. La eterna pregunta de ¿Cómo serían los superhéroes en el globalizado y hostil mundo real? Respondida de manera visceral por transnacionales, campañas de marketing, ego desmesurado y pocas proezas heroicas. Basada en el cómic de Garth Ennis, The Boys estrenó su cuarta temporada con un recibimiento mixto por parte de la crítica. ¿Hay un sesgo ideológico por parte de un sector del público? O el frasco del compuesto V se vació y la serie perdió su calidad.

Una de las principales críticas que se repiten en las redes sociales es que la serie se politizó. Que se volcó a la “moda woke” y que se convirtió en una solapada crítica a la derecha estadounidense. La verdad es que siempre lo fue, The Boys siempre se caracterizó en desmenuzar de manera crítica tanto a los movimientos de un lado como del otro. La apología, representada en Homelander, el fanatismo religioso y el totalitarismo violento siempre estuvo presente. The Boys siempre fue ácido, atacando tanto a la política de derecha como a la de izquierda. Pero algunos se dieron cuenta solamente cuando le escupieron a la cara.

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La política es inherente a la ficción, pero de eso hablaremos más adelante. Más allá de lo “woke” de The Boys ¿Esta buena? Con cuatro episodios estrenados, la cuarta temporada prepara el conflicto final entre los muchachos y Starlight contra The Seven y Vought, todo mientras los políticos buscan hacerse con el control de los superhéroes, Homelander lidia con su paternidad y locura y Butcher lucha por su vida. The Boys evidencia sus primeras falencias, luego de tres temporadas increíbles, y es el manejo de sus subtramas.

The Boys siempre se especializó en contar una gran historia mediante pequeñas y medianas historias paralelas, creando una sinfonía coral que funcionaba de manera perfecta entre instrumentos de sangre, drogas y exceso. El exceso y crudeza de sus imágenes impulsan al espectador adicto al gore que terminaba encantado en sus subtramas humanas y sensibles. La evolución de A-Train, el pasado de Black Noir, la reforma religiosa de The Deep, la lucha de egos dentro de Vought, la estabilidad mental de Homelander, la búsqueda de identidad de Kimiko. La subtrama de The Boys siempre fue de carácter humanista, de reflejar la fragilidad humana y su relación con el poder. En esta cuarta temporada se ha descuidado varias de esas subtramas, haciendo que todo lo que no sea The Boys vs The Seven pierda su impacto e interés.

Y hablando de The Seven, es hora de darle un Emmy a Antony Starr. Los niveles de perfección logrados por el actor que da vida a Homelander son increíbles. Ha creado un Superman trastornado y débil mentalmente, que vive en una constante lucha personal de equilibro. Starr logró crear al personaje más complejo de The Boys siendo el villano y es hora de reconocerlo. Más allá de eso, la gran mayoría de los protagonistas han logrado complementarse con sus personajes y hacerlos propios. The Boys es una de las series mejor actuadas de la actualidad.

Pareciera que Homelander no es tan malo cuando lo comparamos con las redes sociales. De un tiempo a esta parte se ha orquestado un movimiento que busca hundir producciones sin mayores argumentos. Le pasó a la actriz Erin Moriarty que fue acusada de no ser tan linda para el rol de Starlight. Tanto fue el hostigamiento que Erin se sometió a múltiples cirugías plásticas, cambiando su cara de manera significativa.

Otro estreno mediático ha sido The Acolyte, la nueva serie de Disney Plus ambientada en el universo Star Wars. La verdad es que solo he visto el primer capítulo, por lo que no puedo dar una crítica justificada, pero llama la atención el odio que ha recibido esta serie. “No hay nada más peligroso para Star Wars que los fans de Star Wars”, ese chiste causaba gracia hace unos años, pero los extremos logrados por algunos “fanáticos” son preocupantes, incluyendo acoso a actores, guionistas y directores. El canon de Star Wars siempre se ha debatido: Qué sucedió realmente en el universo Star Wars, que cosas contradicen lo presentado antes, un debate interesante. Pero tal manía por desprestigiar una obra ha llegado a que personas cambien información de la Wookiepedia (la base de datos más grande de Star Wars en internet) para poder atacar The Acolyte. Es decir, mienten, cambian información y acusan a un producto de no respetar la saga.

El debate de lo político en la ficción es sumamente interesante, pero siempre que se haga con altura de miras. Creo que la ficción va de la mano con la política, de manera directa o no. La Semilla del Diablo de Roman Polanski es una obra que habla abiertamente del aborto, Apocalypsis Now de Ford Coppola es una oda antibélica. Puedo estar en contra del aborto o a favor de la guerra de Vietnam y eso no me imposibilita a disfrutar de esas películas. De eso se trata el cine, de disfrutar y crecer como persona y si no nos gusta, mejor dirigir las energías en buscar otra cosa que ver, antes que reclamar en redes sociales.