Antman and the Wasp: Quantumania: "A medio camino"
- Por Esteban Beaumont
Es sumamente difícil valorar un producto de Marvel como si no fuera un capítulo de una serie. Llevamos 15 años de producciones conectadas de manera cada vez más complejas.
Marvel le puso el sello a las escenas post-créditos como un elemento clave a la hora de construir una narrativa futura. Con esa idea llegó a los cines el primer capítulo de la temporada cinco del MCU, Ant-Man and the Wasp: Quantumania.
Hay que hacer el riguroso trabajo de analizar la nueva película de Jeff Loveness como un producto individual, pero se hace cuesta arriba. La película que pone los cimientos para los próximos 10 años; el siguiente megavillano es presentado acá, Kang el Conquistador, que someterá la tierra. Finalmente, veremos el universo cuántico y de paso aprender más del multiverso. Todo para una grandilocuente película.
Y no sé si como en la vida, el generarse expectativas termina por llevarnos a un pozo de tristeza, pero la tercera entrega de Antman queda a mitad de camino. Sin ser una mala película, Antman sufre las consecuencias de un Marvel codicioso que busca desesperadamente no perder el vuelito de un cada vez más saturado cine de superhéroes. Mal que mal, son tres las películas del MCU que llegan este año, además de dos series.
Ya sabíamos que algunas empresas de efectos especiales habían denunciado que trabajar con Marvel era una pesadilla. Los cortos tiempos para trabajar y las exigencias terminaron provocando películas con acabados bastante insuficientes y la verdad es que molesta.
Quantumania se siente sumamente artificial. Si vamos a llevar toda la producción de una película a cuatro paredes verdes, lo mínimo es un buen acabado en postproducción. Lo dijo Christian Bale luego de grabar Thor Love and Thunder, las películas en pantalla verde son “monótonas” de filmar. Tarde o temprano, el desgano de los actores afecta.
Punto aparte. Marvel decidió postergar el estreno de dos series, para poder tener más tiempo para trabajar en la postproducción. Gracias Kevin Feige por pisar el freno.
Antman and the Wasp es una película que está bien, tiene momentos de comedia fantástica, un personaje que se roba la pantalla cada vez que aparece. El carismático Paul Rudd brilla como siempre y el mundo armado en el Universo Cuántico es sumamente interesante. Sin embargo, se siente cansina y al igual que las últimas producciones de Marvel, quiere proponer algo nuevo, pero queda en una intención.
Llevamos 15 años acá, Marvel lo sabe. La experiencia de Infinity War y Endgame son historia pura del cine y de cómo funcionan las masas. Ya estamos en este tren y no nos queremos bajar por la esperanza de lo que puede venir más adelante. El cine de superhéroes no va a morir, porque tiene una línea de crédito gigante, pero no hay que descuidarlo.
Quantumania se queda a medio camino de ser una muy entretenida película de aventuras de ciencia ficción, se queda a medio camino de ser una buena película de comedia, se queda a medio camino de ser una épica introducción de Kang el Conquistador y se queda a medio camino de ser una buena introducción a la Fase 5 de Marvel. Marvel aún está a tiempo de bajar un cambio y renovar a un saturado género que, si quiere sobrevivir 10 años más, tiene que renovarse.
Escena Post Créditos: Las escenas post créditos son probablemente lo mejor y más importante de la película. Y eso en sí es un problema. El otro día leí en Twitter que alguien preguntaba cuál era el sentido de ver la secuela de Shazam, si el Universo de DC no tendrá futuro. Como si las películas no pudieran funcionar como proyecto individual y tuvieran que ser parte de un complejo entramado cinematográfico. Dejen de hacer películas solamente pensando en 15 años más.
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