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Comentario sobre Los Anillos de Poder: Amazon Prime tiene una mina de oro que no puede desperdiciar

No era nada fácil. Llevar a cabo una nueva adaptación del universo creado por Tolkien significaba involucrarse al mundo más rico de la aventura fantástica. Los antecedentes de las excelentes películas de Peter Jackson se asomaban como fantasmas de El Sagrario y amenazaban con no permitir ningún producto de menor calidad que amenazara con mancillar la trilogía ganadora de tantos Oscar. 

Por otro lado, estaba la corriente de los puristas cinematográficos. Aquellos que no piensan transar un cambio de tono en la piel de ningún personaje, ni ninguna coma distinta en comparación a su obra original. Para los Trolls de las redes sociales no se permite algo que no sea la sumisión a la obra original, como si eso fuera garantía de fidelidad absoluta al material original (La película Watchmen de Zack Snyder es un calcó del cómic de Alan Moore y aún así no logra representar la idea de la novela)

Finalmente, y no menos importante, la presión de ser la serie más cara de la historia. Amazon Prime desembolsó 465 millones de dólares para hacer la primera temporada. Un monto que para Jeff Bezos debe significar el vuelto del pan, pero que para los parámetros de las series de televisión es un monto mayor que el tesoro del dragón Smaug. Comparaciones odiosas, la primera temporada de Juego de Tronos costó 60 millones de dólares.

Una vez terminada la primera temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, nos podemos preguntar ¿Qué tal está? Visualmente es una locura. Hay un nivel de cinematografía que se coloca a la par de las grandes producciones cinematográficas. El prefacio del capítulo 1 es simplemente una locura, avasallador visualmente hablando y la temporada va botando un sin fin de imágenes tipo fondo de pantalla que justifican cada peso del monstruoso presupuesto.

Pero de nada sirven imágenes bonitas si no tienen una razón narrativa. Los Anillos del Poder peca de un entremedio muy flojo. Los dos primeros capítulos están dirigidos por Juan Antonio Bayona, director de El Orfanato y Lo imposible. Un hombre curtido en el cine y con una clara preferencia al suspenso. Se nota la mano y pese a que hay que presentar muchas cosas, los capítulos tienen un gran ritmo.

Luego vienen tres capítulos, bajo la dirección de Wayne Yip, que tienen un ritmo lentísimo. Y esto no es malo en sí mismo, El Padrino es una película lenta, pero es una de las mejores películas de la historia. El problema es que pareciera no pasar nada. No tiene un objetivo claro; no hay villano establecido y muchas historias sueltas que parecieran no tener como unirse y eso, en un episodio cinco, es pecado.

Cuando el abandono es inminente, llegan tres episodios que te remecen como un balde de agua fría y compensan todas los bostezos de los capítulos anteriores. Cuando la acción (no solo física) arranca, la serie se transforma en la épica fantástica que promete ser. Nos empapamos de los personajes del rico mundo de Tolkien y la Galadriel infumable y pesada se transforma en una heroína con trasfondo y dolores. La subtrama de los elfos y enanos pasa de no tener un ritmo muy definido a producir una de las escenas más emocionales de la temporada.

Los Anillos de Poder se construye a ritmo sumamente lento, pero cuando es el momento cumple con lo que promete, cimentando, lo que puede ser, una de las series fantásticas más grandes de la historia. Sí urge la contratación de guionistas y directores consagrados, ya que Amazon Prime tiene una mina de oro que no puede desperdiciar.