"Hijita, me voy detenido": El momento en que Anguita fue arrestado por su presunta participación en el crimen de Haeger
Viviana Haeger y Jaime Anguita son los personajes principales de uno de los máximos enigmas que ha enfrentado la justicia chilena. La mujer estuvo 42 días desaparecida, hasta que su esposo encontró su cadáver en la buhardilla de su casa.
Mientras se extendía la investigación, se presentaron varias pruebas que pretendían culpabilizar al hombre del asesinato de la contadora profesional. Pero la justicia determinó que tales pruebas no eran concluyentes, así que Anguita quedó libre.
En su lugar, se condenó a José Pérez Mancilla, obrero de la empresa de Jaime y que confesó haber matado a Viviana por petición de Anguita. Supuestamente, él le entregaría un millonario pago para cometer el crimen, aunque esto nunca se evidenció. El asesino recibió la pena efectiva de 10 años de cárcel, culpable por el delito de robo con homicidio, aunque podría quedar en libertad en octubre de 2022.
El caso Haeger inspiró la serie chilena de Netflix, "42 Días en la Oscuridad". Además de estos tres personajes, otra de las protagonistas de la trama está construida en base a Vivian Anguita Haeger, la hija del matrimonio de Puerto Varas.
Tal como se muestra en la producción de la plataforma de streaming, la joven tuvo un rol especial durante la investigación. La adolescente trató de refugiarse en sus amigos, al mismo tiempo que escuchaba las presuntas pruebas que intentaban responsabilizar a su padre.
Después de la muerte de su mamá, tuvo que encargarse de la familia, especialmente de su hermana menor, Susan. Estas vivencias y muchas más las relató en una entrevista con el periodista Rodrigo Fluxá, la cual está retratada en el libro "Usted sabe quién. Notas sobre el homicidio de Viviana Haeger".
En esa obra literaria, Vivian hizo un recorrido de lo que sentía mientras se realizaba la investigación, habló del complejo vínculo que tenía con sus padres y recordó el día en que Anguita fue detenido por su supuesta participación en el asesinato.
La entrevista a Vivian Anguita Haeger tras el asesinato de su madre
Capítulo I: "Prométeme que vas a llegar virgen al matrimonio"
La conversación se realizó en un hostal en que Fluxá se quedaba mientras se desarrollaban los juicios en tribunales. Como si fuera una típica entrevista en la que deseas conocer a tu contraparte, Vivian se refirió a cómo era la relación con su padre y madre.
"Yo estaba en plena adolescencia y tenía un caracho todo el día, siempre aburrida de estar con los papás, con la familia. Había empezado a pololear, mi mamá me invitaba al mall y yo prefería estar con mis amigos. Ella además estaba súper sobreprotectora", relató la joven.
Siempre de acuerdo a sus palabras, ella sentía que especialmente Viviana le coartaba la libertad: "Para ella, en cualquier momento iba a salir un hueón de los arbustos, me iba a asaltar en la calle y me iba a violar después. Por eso me iba a buscar a todos lados".
Jaime era relajado con la idea de que ella tuviera pareja, pero la madre se aterrorizaba: "'Prométeme que vas a llegar virgen al matrimonio'. Te juro que casi me hizo prometer eso, porque parece que ella llegó virgen al suyo", dijo en la entrevista.
La hija es sincera en reconocer que "ella me ahogaba. Si hubiese estado viva, no hubiese podido hacer cosas como un viaje a las Torres del Paine en segundo medio o no me habría ido a vivir a Alemania".
Capítulo II: 42 días muy extraños
Haeger desapareció un 29 de junio, y Anguita encontró su cuerpo sin vida el 10 de agosto de 2010. En total, fueron 42 días en que no se supo nada de ella, pese a las distracciones en la investigación —como la carta anónima que llegó a la PDI.
Además, las insólitas negligencias en el caso propiciaron que las labores se alargaran más de lo debido.
Para Vivian, todo ese periodo casi no existe en su memoria: "Tengo hartos recuerdos bloqueados, fue muy extraño tener a tu mamá desaparecida de un día para otro. Es como una cuestión negra".
"En un periodo estuve muy mal: me encerraba en el baño, me agarraba el pelo, tenía que llamar a una amiga y calmarme. Nos trataban de tener todo el día con estímulos para no pensar tanto, salíamos a repartir los folletos", señaló en la conversación.
En un momento, Vivian decidió abrir su corazón para sincerar el dolor que le provocaba todo lo ocurrido con su madre: "No sé si le pasará a todo el mundo, pero de niña la pesadilla era que se te muriera tu mamá, ese fue siempre mi mayor miedo".
"Cuando finalmente pasó, me ocurrió una cosa muy extraña: tenía miedo de tener miedo, me imaginaba que cualquier miedo que sintiera se iba a hacer realidad", declaró.
Capítulo III: El momento del hallazgo
Antes que Anguita encontrara el cuerpo de Haeger, Vivian aún era menor de edad. Justo cuando se cumplían 42 días desde la desaparición, su mente se reactivó para guardar el instante en que su padre le avisó que dio con el hallazgo.
"El momento en que la encontró fue de lo más fuerte. Estaba en la casa de mi pololo cuando me avisaron. Se me doblaron las piernas, me caí. Fue un proceso que empezó de la nada, pero al principio yo les preguntaba: '¿Ustedes creen que mi papá fue?'", recordó en la entrevista con Fluxá.
Después de ese 10 de agosto de 2010, la adolescente se vino desde Puerto Varas a Santiago a sus 17 años, para practicar danza africana y estudiar en sus clases de alemán. Cuando cumplió la mayoría de edad, junto a su pololo partió hacia Alemania.
Sobre dejar sola a su hermana junto a su padre mientras ella estaba en el extranjero, Vivian responde que "no me dio cosa, porque no creía que mi papá fuera como decían que era".
En Alemania, Vivian se dedicó a brindar ayuda para personas con discapacidad y luego retomó las clases de danza africana. Allá no habló mucho de la crisis que estaba afectando a su familia y nunca visitó a un psicólogo —tampoco en Chile—. No lo hizo porque "nunca me fui a la cresta".
Capítulo IV: "Hijita, me voy detenido"
Parecía que el caso Haeger no cruzaba las fronteras chilenas, porque la joven en suelo alemán estaba iniciando una nueva vida. En diciembre de 2015, mientras ella estaba en sus clases de danza, a su teléfono llegaron una serie de mensajes para saber cómo estaba ella.
Todos querían saberlo, porque Anguita había sido arrestado por su presunta participación en el crimen de su esposa. "Quedé muy desorientada. Escuché un audio que me mandó mi papá por teléfono, antes de que se lo llevaran, que decía 'hijita, me voy detenido'".
"Hablé con Susan. Me contó que habían entrado a las cuatro de la mañana, que vio cómo le habían puesto las esposas. Si no hubiese habido nadie más allá, ella hubiese terminado en el Sename. Mira el descriterio", reclamó.
Su llegada a Chile estaba planificada para la Navidad de ese 2015, pero la detención del viudo obligó a adelantar el viaje: "Es súper fuerte, no verlo en meses y verlo en la cárcel. Hasta ese punto yo jamás me había abierto a la posibilidad de que él hubiese tenido algo que ver con la muerte de mi mamá".
Vivian estaba tan comprometida con la inocencia de Jaime, que aquello no estuvo exento de críticas: "Yo los quería a los dos (refiriéndose a su madre y padre), pero lo que me quedaba era mi papá y me lo querían quitar".
"Era mi vida también en juego, defender lo que está vivo. Esto me ha hecho pensar sobre mi propia capacidad de ponerme en el lugar del otro. Todos juzgan el matrimonio de mis papás y nadie mira el propio", reflexionó.
Además de hacerse cargo de su hermana menor, debía llevarle los documentos de la investigación a Anguita mientras él estaba en la cárcel. Esas carpetas tenían "todo lo que no había querido ver estos años: fotos de la exhumación de mi mamá, las declaraciones contra mi papá (...) todo lo que no había querido pensar y llevar, lo asimilé en dos semanas. Todo lo que había peleado por bloquear me entró de nuevo".
La hija mayor tiene el argumento perfecto para defender el hecho de que Anguita realizó 53 llamadas telefónicas tras recibir, el 29 de junio de 2010, un llamado amenazante que involucraba a su esposa. De esas 53, ninguna era para Viviana.
"Quizás él no la llamó cuando estaba desaparecida, porque yo le había dicho que la había llamado y que estaba apagado el teléfono. No me considero una gran conocedora de la mente, no sé qué procesos pasan por el cerebro cuando pasa algo así", afirmó.
Capítulo final: "Si fuera un psicópata..."
Para Vivian —también para la justicia chilena—, a pesar de las pruebas que apuntaban hacia el viudo como el autor del asesinato, él era inocente: "Por el cariño que siento cuando me abraza, no hay nada que me diga que podría haber hecho algo así".
"Si fuera un psicópata que está escondiendo algo, alguna cosa se le saldría, algo extraño. Una vez le pregunté cómo fue cuando encontró el cuerpo y se quebró de inmediato", contó.
Casi al final de la entrevista con Fluxá, Anguita Haeger hizo la siguiente reflexión: "La mente es demasiado compleja (...) Yo ya no puedo juzgar a la gente y tengo que conocerla demasiado para confiar, porque sé que la gente es rara y compleja".
Leer más de