"Me han operado 40 veces": Alejandra Guzmán habla sobre su fallida cirugía con polímeros
Tener una voz privilegiada y belleza no fueron suficiente para Alejandra Guzmán. La búsqueda de la perfección y la obsesión por los procedimientos estéticos la llevaron a una mala decisión a la edad de 44 años, cuando se inyectó polímeros para aumentar sus glúteos.
A partir de ese momento, la vida de la rockera se convirtió en una lucha eterna, al vivir una experiencia que la llevó a estar al borde la muerte. En una conversación sincera y profunda, en el programa “La Entrevista con Yordi Rosado”, la integrante del clan Pinal-Guzmán habló de esos años que le dejaron una experiencia de vida en la que aseguró aprendió a amar su cuerpo tal cual es.
Las cicatrices de Alejandra Guzmán
Saber cómo está su salud era una pregunta obligada para la polémica cantante mexicana, quien en sus más de 30 años de trayectoria artística se ha visto envuelta en constantes escándalos por sus adicciones y consumo de alcohol desde muy joven.
Y ante esa interrogante, Alejandra Guzmán narró una vez más ese episodio que le tocó vivir en el 2012, momento en el que conoció las consecuencias de inyectarse una sustancia nociva para el cuerpo humano, como lo son los polímeros, detalló Infobae.
“Ha sido una lucha muy dura, muy larga, en la cual he aprendido las curvas, las rectas, todo. Tengo una doctora en estos momentos que es la que mejor que me ha operado, sin ser tan invasiva (...) empecé a darme cuenta de que no estaba bien de salud cuando estaba en Londres haciendo un disco”.
Recordó los días en que comenzó su peor pesadilla: “Ya no podía caminar y me empecé a sentir muy mal, con una fiebre espantosa. Se necrosa tu piel, se pone negra y dura como una piedra. El plástico no permitía que dejara pegar mi piel, porque había plástico”, explicó.
Con su vida en riesgo y sin contar con un procedimiento médico que le garantizara su salud, relató que debió firmar un documento con el que dio permiso a los doctores para “experimentar” con el propósito de salvarla.
Mencionó que cada vez que percibía que “no hayan que hacer conmigo” cambiaba de doctor. Afirmó al explicar que la primera vez que la operaron “fue una tortura, porque le arrancaron en vivo todo eso, todo lo que tenía por dentro”. Por ello decidió cambiar de médico.
Seis meses estuvo en un hospital dijo, al mencionar la larga batalla para lograr sacarle los polímeros. “Estuve internada con un sistema back de frecuencia que te empieza a sacar más de piel, con una herida de 27 centímetros”, palabras con las que dimensionó la terrible experiencia que le tocó sentir hace ya 9 años.
Un total de 40 operaciones lleva, confesó al cuantificar las veces que ha tenido que pasar por quirófano. “Tengo una historia clínica que wow, soy la VIP de ahí. Ya no me siento mal. Siento que ya no tengo nada, porque han rebanado una tras otra”.
Ante tantas intervenciones, asegura que ama las huellas que dejó en su cuerpo. “Amo mis cicatrices, ahora me quiero más que antes, me acepto más que antes, me cuido más y el haber estado en el hospital me hizo darme cuenta de la capacidad que tiene uno de aprender”.
“Realmente tengo mucho que agradecer, que estoy viva”. Recordó que una vez le dijo a su padre Enrique Guzmán que quería “tirar la toalla”, pero sus ganas de seguir y poder escuchar al público le dieron las fuerzas que necesitaba.
En la actualidad, y a sus 53 años, continúan extrayéndole esa sustancia, por lo que debe asistir anualmente a internarse. Pero con su arrolladora personalidad, la artista salió a flote y con el deseo de vivir asegura que seguirá cantando y que su público es su mejor medicina para continuar.
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