Columna de Mauricio Morales: "La derecha se rompe o se raja"
- Por Meganoticias
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
No fueron pocos los dirigentes de la derecha moderada- especialmente los presidentes de partido de Chile Vamos- que sostuvieron que la aprobación de la reforma previsional terminaría por fortalecer la candidatura de Evelyn Matthei. Si bien el país avanzó en un tema particularmente crítico y la reforma fue producto de un amplio acuerdo entre gobierno y oposición, los números de la reciente encuesta CADEM muestran que el pronóstico de los líderes de la derecha moderada no se está cumpliendo.
Primero, el gobierno alcanzó un 34% de aprobación, uno de sus mejores registros históricos. Segundo, casi un tercio de los encuestados considera que el principal hito del gobierno de Boric -el famoso "legado"- es, precisamente, la reforma al sistema de pensiones. Tercero, Matthei retrocede al 20% en la pregunta sobre preferencias presidenciales.
Ir a la siguiente notaCuarto, Bachelet aumenta del 5% al 12% sin hacer mucho. Quinto, Kaiser pasa al segundo lugar con 13%, dejando a Kast relegado al cuarto lugar con 8%. Sexto, la sumatoria de Kast y Kaiser supera marginalmente los apoyos a Matthei. Séptimo, si bien los candidatos de derecha suman 42% y los de centroizquierda 24%, todo indica que estos últimos se unirán tras una candidatura única. En consecuencia, esa candidatura, de acuerdo a CADEM, sumaría 24%, la derecha radical- si se une- lograría 21%, y Matthei remataría tercera con 20%. Obviamente, esta matemática está sujeta a muchísimos supuestos, pero es lo que tenemos hasta ahora como panorama general. Si bien Matthei barre a quien sea en la segunda vuelta, su situación electoral comienza a dar señales preocupantes.
Lamentablemente, no siempre los consensos benefician a quienes los propician. Al inicio de la nueva democracia, los consensos fueron valorados por los chilenos, pues implicaban un fortalecimiento de la democracia y, en algunos casos, crecimiento y progreso económico. Hoy la situación es muy distinta. La ciudadanía está enrabiada por la situación económica y los problemas de seguridad pública. Entonces, se debate entre opciones tradicionales y alternativas exógenas que prometen mano dura contra el delito, cierre de fronteras, y mayores niveles de empleo.
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Por tanto, si bien siempre los consensos son deseables, en un contexto de estas características dichos consensos -en el marco de elecciones presidenciales- deben ser alcanzados, en primer lugar, entre los propios. Eso es justamente lo que no hizo Matthei. Su convicción, respaldada por los presidentes de partido, es que los acuerdos deben ser entre gobierno y oposición. Esa fue la estrategia que se utilizó para sacar adelante la reforma previsional, lo que generó una fuerte reacción de la derecha radical que se expresó de dos formas. Primero, con una ampliación de las brechas político-ideológicas con la derecha moderada. Segundo, con un incremento en los apoyos a Kaiser.
El gran problema es que si Matthei finalmente gana la elección presidencial, necesitará los votos de la derecha radical en el Congreso para lograr las mayorías. El peligro es que esta derecha radical no entienda razones, haciendo que Matthei se enfrente a una oposición bilateral. Es decir, una oposición de centroizquierda, y otra de derecha.
LO ÚLTIMOLa situación, incluso, es aún más delicada. ¿Qué garantías de gobernabilidad entrega la derecha si pasa agarrada de los pelos?, ¿cuál será la oferta programática de Matthei considerando que no hay puentes de diálogo con la derecha radical?, ¿de qué forma los presidentes de partido de Chile Vamos van a convencer a Kast y a Kaiser que la reforma previsional fue un "accidente" y no una tendencia que se sostenga en lo que queda de gobierno?, ¿qué estrategia utilizará Matthei para ganar los votos de la derecha radical en caso de que sea ella quien avance a la segunda vuelta? Su candidatura ha innovado en una cuestión muy importante.
Generalmente, en las primarias y en las primeras vueltas los candidatos se dirigen a los propios. En este caso, los votantes de derecha. Una vez que logran ese primer consenso, entonces van avanzando hacia los votantes moderados que siempre son quienes dan el triunfo en las segundas vueltas. En el caso de Matthei, la estrategia es distinta. Al respaldar la reforma previsional su mensaje político se dirigió a los votantes moderados, pero descuidó a los votantes propios.
Ahora, con una oferta nutrida de candidatos del sector, le será mucho más difícil ir conquistando sus corazones que, por ahora, parecen estar inclinándose hacia Kaiser. Si la derecha radical es hábil e inteligente, ya debiese estar pensando en cómo llegar a la primera vuelta con un candidato único. El camino, como he dicho en otras columnas, es una primaria, pues, aunque suene obvio, si Kaiser y Kast van a la primera vuelta, ambos podrían salir tempranamente derrotados. La esperanza de Matthei, eso sí, es que el emperramiento de Republicanos por no hacer primarias sea más fuerte que las ganas de triunfar, y que al final del día terminen diluyéndose entre ellos mismos. Sea cual sea el escenario, entonces, la derecha se rompe o se raja.