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Columna de Mauricio Morales: "¿Boric 2029?"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago. 

Aunque parezca un tanto absurdo, todavía no sabemos quiénes serán los candidatos para la presidencial de 2025, pero sí hay quienes dan por sentado que en 2029 uno de esos candidatos será Gabriel Boric. Y no solo eso. También existen pronósticos de que ganará esa elección, completando un segundo período de gobierno a muy corta edad.

Es cierto que a Boric le queda una carrera política de 40 años, y que es un liderazgo muy valorado en la izquierda. Sin embargo, eso no garantiza éxito electoral, sobre todo pensando en las circunstancias en que Boric fue electo en 2021 y en las figuras que comienzan a despuntar en el Frente Amplio, que poco tienen que ver con un discurso tradicional de izquierda. Por cierto, y dado que no sabemos el color político del próximo gobierno, tampoco podemos siquiera estimar lo que sucederá en 2029.

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Boric fue electo en condiciones particularmente excepcionales. Chile venía saliendo de un violento estallido social y de una feroz pandemia. El gobierno de Piñera ya había bajado los brazos, decidiendo entregar la Constitución y el destino del país a un grupo de políticos que actuó de manera sorprendentemente irresponsable. Llamaron a derribar lo que ellos denominaron como la “Constitución de Pinochet”- ignorando las múltiples reformas que se le han hecho al texto desde 1989- y convocaron a un proceso constitucional que, a la vista de sus reglas y objetivos, estaba encaminado al fracaso.

En el plebiscito de 2020 apenas votó el 51%, pero no faltaron quienes descorcharon las botellas de espumante para celebrar la muerte de la actual Constitución. El proceso siguió con la elección de convencionales en que apenas votó el 41.6%. La izquierda quedó en llamas. Había ganado el plebiscito y en convencionales la derecha no había llegado siquiera al tercio de representación. Era el momento de dar el zarpazo final: la presidencial de ese año. Para su fortuna, la derecha se fracturó, pasando a la segunda vuelta el candidato más extremo posible, lo que facilitó el triunfo cómodo de Boric especialmente en los segmentos populares de la Región Metropolitana.

¿Se darán nuevamente estas condiciones para que Boric vuelva a gobernar Chile? Difícil, pero tampoco se puede descartar. Si el próximo gobierno es de derecha, casi no quedan dudas que la calle se reactivará, aumentando el nivel de movilización y protesta. Plaza Italia volverá a ser un foco de conflicto, y la izquierda desempolvará las banderas de lucha que tuvo que guardar luego de la apabullante derrota en el plebiscito de 2022. ¿O alguien cree que la demanda por una nueva Constitución quedó definitivamente enterrada? Sería iluso pensar eso.

La izquierda lo volverá a intentar todas las veces que sea necesario, y ahí estará Boric para respaldar un tercer o cuarto proceso. Contará, además, con el respaldo de algunos ex convencionales del sector que aspiran a un cupo en la Cámara. Ellos saben cómo transformar el legítimo descontento popular contra los abusos, en una demanda por nueva Constitución.

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Pero no todo es tan lineal como parece. Boric tiene un camino lleno de obstáculos, pues han emergido liderazgos de su propio sector político que poco aprecio le tienen al sueño de la nueva Constitución. Son liderazgos pragmáticos, directos, simples, concretos, y con baja densidad ideológica. Esto último, por cierto, debe ser considerado como un atributo. Me refiero, específicamente, a figuras como Tomás Vodanovic, Claudio Castro, Macarena Ripamonti, y Karina Delfino. Provienen de mundos políticos distintos, pero coinciden en algo clave: la construcción de un tejido social basado en una eficiente gestión local.

A diferencia de los liderazgos de izquierda más tradicionales, que a veces suenan a trasnoche y opio, esta camada de alcaldes ofrece un proyecto más acotado, pero no por eso menos ambicioso. Boric, entonces, se podría enfrentar a un líder no tradicional, más jabonoso ideológicamente, pero más certero a la hora de interpretar los sueños y aspiraciones reales de los chilenos. Dicho todo esto, ¿es tan directo el camino de Boric a su segundo mandato presidencial? Lo dudo.

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