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Columna de Mauricio Morales: ¿Lavinización de Evelyn?

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago. 

Como si fuese una profecía autocumplida, tanto dentro de la derecha como en el mundo de los analistas políticos se argumenta que Evelyn Matthei se va a desgastar. Esto implica, por cierto, que no será ella la carta presidencial de la derecha, sino que será otro.

Para fundamentar el punto, se trae a colación lo que sucedió en las elecciones de 2021. Joaquín Lavín llevaba amplia ventaja sobre sus competidores, y terminó perdiendo la primaria con un candidato que no venía de la UDI, de RN, ni de Evopoli, sino que de la DC y, luego, del entorno más cercano a Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda del gobierno de Bachelet.

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En su histórica búsqueda de figuras independientes, la derecha derribó al candidato partisano y fue a la primera vuelta con Sebastián Sichel. Pero eso no sería todo. Luego de que Sichel se viera debilitado en las encuestas, los votantes de derecha no encontraron mejor camino que respaldar a un candidato partisano, pero de la derecha radical: José Antonio Kast.

O sea, en menos de un año pasaron por tres nombres: Lavín, Sichel, y Kast. Es esta inconsistencia reflejada en la falta de lealtad de los votantes de derecha hacia sus propios candidatos, lo que viene alimentando la tesis de que inevitablemente Evelyn Matthei se terminará “Lavinizando”.
 
¿Qué debiese hacer la candidata para evitar este derrotero? Tres cosas. Primero, y como he señalado en columnas anteriores, hacerse acompañar por un gabinete en campaña. Si su propósito es diseñar un programa y, en paralelo, intervenir en el debate público, es prudente que lo haga de la mano de quienes eventualmente formarán parte de su gobierno. Precisamente lo que le faltó a Lavín en 2021 fue eso: mostrar equipos de trabajo confiables y reconocidos por la ciudadanía. A diferencia de la izquierda a la que le es suficiente la popularidad del candidato para ganar una elección, con la derecha sucede todo lo contrario. No manda el carisma, sino que la capacidad para resolver problemas.

Por eso mismo el ex Presidente Piñera formó los denominados grupos “Tantauco” que, en parte, le sirvieron para reforzar la percepción ciudadana vinculada a las habilidades del candidato. Piñera nunca fue fuerte en la medición de atributos personales- cercanía, simpatía, honestidad- pero sí en sus capacidades para hacer crecer el país, reducir el desempleo, o controlar la inflación. Desgraciadamente, para la derecha, los electores son muy exigentes con los candidatos del sector y muy benevolentes con los de izquierda. Por eso, es necesario y urgente que Matthei comience a mostrar la estructura y sustancia de su futuro gobierno.
 
Segundo, Matthei debe entender de una vez por todas que la competencia es parte de la política. No tiene ningún sentido evitar las primarias, salvo que todos los candidatos se nieguen a competir con ella. De acuerdo a la encuesta Pulso Ciudadano, Kaiser ya está marcando 8 puntos. ¿Qué pasaría si Republicanos lo invita a una primaria con Kast? En ese escenario, la agenda de debate público sería monopolizada por la derecha radical, dejando a la derecha moderada y a Matthei mascando lauchas, y siendo el foco de ataque permanente en esa primaria.

Un candidato presidencial, desde mi perspectiva, no puede transmitir miedo ni inseguridad. Por eso mismo, Matthei debe llamar a una primaria abierta, diversa, alegre, y competitiva. Ella es la líder del sector y lo debe hacer sentir. Los invitados verán si asisten o no a esa primaria, pero Matthei es la anfitriona. Seguramente, más de alguien le habrá sugerido que “la primaria es la primera vuelta”, ignorando que desde 2013 todos los Presidentes de la República han pasado por un proceso de primarias legales. Pero eso no es todo. Si la derecha compite fracturada en varias candidaturas, la señal de ingobernabilidad será más que evidente.

Tercero, y ligado a lo anterior, una primaria podría servir para ir organizando las listas de candidatos al Congreso. Si cada candidato presidencial decide competir con una lista propia, se acabó toda posibilidad de tener un gobierno de mayoría. Se deben hacer, por tanto, todos los esfuerzos para conformar una lista unitaria del sector, y el primer paso es la invitación a primarias. Si la derecha parte la carrera fracturada desde arriba con varios candidatos presidenciales, y desde abajo con varias listas al Congreso, su futuro gobierno será, sin exagerar, un total infierno.

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