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Jean Eric Salata, el segundo chileno más rico del mundo: ¿En qué invierte?

A pesar de que habla poco español, Jean Eric Salata, un multimillonario de 58 años, creció en Chile y tiene pasaporte nacional. La reconocida revista Forbes lo presenta como un "ciudadano chileno que ha vivido y trabajado en Hong Kong desde 1989".

De acuerdo a lo que indica el Diario Financiero, la semana pasada estuvo en Santiago, aprovechando de visitar fondos de pensiones y family office, con el objetivo de hablar con históricos y potenciales inversionistas.

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"Estuve allí para reunirme con ellos, ponerlos al día y contarles de lo que está ocurriendo en Asia, de nuestras estrategias de inversión y de cómo están funcionando”, dice el empresario, presidente de EQT Asia, y quien es el segundo chileno más millonario del mundo.

El patrimonio del multimillonario chileno y en lo que invierte

Según Forbes, Salata tiene un patrimonio de unos US$ 6.900 millones, principalmente por su trabajo en la industria del private equity con rendimientos que sorprenden. En menos de tres años su fortuna pasó de US$ 2,9 mil millones a US$ 7,3 mil millones, superando en dicho ranking a las familias Paulmann, Yarur y Angelini.

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A los cinco años de edad migró desde Santiago a Estados Unidos. Desde entonces que no vive en Chile. Se radicó, junto a su familia, en Pensilvania, cursando sus estudios en Wharton, una de las escuelas de negocios más prestigiosas del país norteamericano. 

A la hora de hablar del origen de su relación con el mundo de las finanzas, indica que "mi interés por los negocios era algo que debo haber llevado adentro, porque desde muy joven empecé a buscar formas de ganar algo de dinero. A los 12 años era repartidor de diarios. Tomé parte de la plata que ganaba y empecé a hacer pequeñas inversiones en la bolsa".

"Había una corredora de bolsa cerca de mi colegio, entonces cuando volvía de la escuela, pasaba por allí. Uno de los amigos de mi familia trabajaba en ese lugar: él me ayudó a abrir una cuenta y a comprar mis primeras acciones", dice, agregando que su primera compra de estas características habría sido Coca-Cola.

Al terminar sus estudios universitarios, comenzó a trabajar en Bain and Company en Boston. Cuando llegó, esa empresa estaba desarrollando un proyecto en Asia. "Quería irme al extranjero por un interés personal, pero la razón principal era que mi novia era de Hong Kong. En aquella época, era difícil tener una relación a distancia porque no había Internet ni llamadas de WhatsApp. Había que llamar y pagar US$ 10 por minuto. Conseguí que me asignaran a este proyecto en 1989. Cuando aterricé en Hong Kong, me quedé fascinado. Acabé quedándome y no volví nunca, a pesar de que en principio iba por seis meses", comentó.

Después de dejar Bain ingresó a la industria de private equity. "Surgió la oportunidad de ayudar a poner en marcha Barings Private Equity. Era una época en la que Barings (banco extinto) estaba experimentando muchos cambios. Acababa de quebrar y había sido adquirida por ING, la aseguradora holandesa, como parte de ese proceso. Fui a ING y negocié para convertirnos en una empresa de private equity independiente", sumó.

Con 30 años, esa fue la primera gran operación que notó, logrando armar una empresa independiente y desde ahí comenzó a desarrollar una compañía. "Empezamos con un capital de US$ 25 millones. Con esos fondos hicimos algunas pequeñas inversiones y, en 25 años, la empresa creció hasta convertirse en una de las mayores de Asia, con unos US$ 25.000 millones en activos bajo administración", comenta.

Al paso de dos años, la fusionó con EQT, siendo en el presente una de las firmas de private equity más grandes del mundo. Con US$ 250 mil millones en activos gestionados y una capitalización de mercado de unos US$ 40.000 millones.

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