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Columna de Mauricio Morales: "Era roja directa"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

La noticia de la semana ha sido la denuncia por abuso sexual y violación por parte del exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve. La víctima, una funcionaria de la misma repartición. Mi objetivo no es caer en el morbo de describir e insistir en las características específicas del hecho, tanto porque no viene al caso, como por la necesidad de resguardar a la afectada. Mi análisis es estrictamente político, y mi argumento central es que el Presidente Boric, incluso sin conocer la denuncia hacia Monsalve, debió destituirlo y expulsarlo de La Moneda el mismo día en que se conocieron los hechos.

En específico, por tres situaciones. Primero, por reunirse con una subalterna un día domingo -fuera del horario laboral- y con consumo de alcohol de por medio, sin considerar la evidente asimetría de poder. Segundo, por la revisión de las cámaras del hotel sin mediar una orden judicial, sin atribuciones para hacerlo, e involucrando a la PDI en un hecho que ya está siendo investigado por eventual obstrucción a la justicia o vulneración de la ley de inteligencia. Tercero, por haber abandonado sus funciones en una semana particularmente crítica en materia de seguridad pública que, de hecho, derivó en su ausencia en el punto de prensa destinado a un balance general del equipo de Interior el día lunes 23 de septiembre.

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Los altos funcionarios de gobierno, como sabemos, son 24/7, más aún si se trata de la segunda autoridad más importante en la lucha contra el delito y el crimen organizado. El Presidente, de manera inexplicable, lo autorizó para viajar a la región de Biobío. Monsalve, en pleno ejercicio del cargo, no tuvo mejor idea que hacerlo en un avión de Carabineros y, como si esto fuera poco, se presentó en la comisión del Congreso que analiza las partidas presupuestarias en materia de seguridad. Es decir, Monsalve, la ministra Tohá y el Presidente, siguieron actuando con total normalidad. Dicho de otro modo, ni siquiera le mostraron tarjeta amarilla.

El gobierno recién reaccionó frente a la noticia publicada por La Segunda el día jueves 17. Este medio pudo haberlo hecho el viernes 18 o el lunes 21 de octubre, y muy probablemente el subsecretario se habría mantenido en el cargo hasta esas fechas. No hay razón alguna para pensar lo contrario y eso es lo más grave de todo. Lo que vino después, es una historia que solo refleja la confusión, dudas, e inconsistencias en un manejo de crisis sorprendentemente deplorable.

En síntesis, respecto al punto de prensa y el desarrollo general de la crisis, destacan cuatro cosas. Primero, que no hubo una asesoría profesional al Presidente en materia jurídica y comunicacional. Boric respondió a los periodistas sin tener claro el itinerario o bitácora de los hechos. Segundo, hubo una despreocupación total por la víctima, tanto así que el propio mandatario dijo desconocer las funciones que desempeñaba, a qué cargo se le promovió, y qué sueldo tenía. Es cierto que el Presidente no es un policía, pero si va a enfrentar a la prensa para aclarar la situación, lo mínimo que se le exige es el manejo de toda la información disponible. Tercero, hubo una situación clara de maltrato hacia su jefa de comunicaciones, quien en el afán de evitar más errores del mandatario, fue reprendida en público. Eso no demuestra autoridad, sino que solo inseguridad y miedo. Cuarto, que nunca quedó claro si fue Monsalve quien renunció, o si fue el Presidente quien lo destituyó. Según el exsubsecretario, fue él quien dio el paso al costado, evidenciando así la debilidad presidencial para la toma de decisiones. Con los hechos descritos -sin incluir la denuncia por abuso sexual y violación- el Presidente solo tenía una sola opción: mostrar la roja directa.

LO ÚLTIMO

¿Qué se viene ahora? El próximo fin de semana son las elecciones locales y regionales. El Presidente, según la última encuesta Cadem, enfrenta estos comicios con solo un 27% de aprobación. Algunas encuestas mostraban una lucha cerrada en comunas como Puente Alto, Santiago, Ñuñoa, Valparaíso y Viña del Mar. Dado que la crisis por la denuncia a Monsalve llegó al propio Presidente, es probable que este evento impacte en el resultado electoral. A lo mejor no lo hace en los términos que espera la oposición, pero sí en una votación nula y blanca de proporciones históricas, lo que reflejará el rechazo y el repudio a una clase política que merece un castigo ejemplar.

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