Es la momia más extraña de Chile: ¿Cómo un francés bohemio terminó embalsamado por estudiantes de Medicina?
Este sábado se estrena un nuevo capítulo de "Viaje a lo insólito", la exitosa apuesta de Mega que debutó con las particulares leyendas de Vicente Caucau, el niño "Tarzán" chileno que creció en el bosque, amamantado por un puma; y de Serge Voronoff, el "doctor Frankenstein" obsesionado con el rejuvenecimiento mediante el trasplante de testículos de monos a humanos.
En su segunda emisión, el programa contará la historia de Carlos Martel, la "momia más extraña de Chile" que hoy descansa en el Museo de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Lejos de ser una figura envuelta en tela blanca, es un hombre cuyo cuerpo fue embalsamado por universitarios hace casi cien años.
Dicho embalsamiento estuvo motivado por el ánimo de fiesta y jolgorio en el que estaban sumergidos los autores del proceso. Sin embargo, existe una segunda teoría sobre el origen de la momia, caracterizada por un cuadro de delirio que atravesó uno de los involucrados.
La historia de la momia más extraña de Chile
Que no pare la fiesta
La versión de los hechos más compartida es que Carlos Martel era un aventurero francés que llegó a nuestro país tras el término de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Aquí desarrolló una especial amistad con los estudiantes de Medicina de la mencionada casa de estudios, participando en todas las actividades recreativas.
Su fama en el mundo del "carrete" creció tanto, que en los años 20 asumió el rol de organizador de las fiestas en los barrios bohemios de Independencia, misma comuna de la Región Metropolitana en la que permanece la facultad y el museo.
El europeo era el alma de los eventos, congregando al resto a su alrededor para contar sus experiencias, hasta que un día se le perdió la pista. Cuando se pensaba que había regresado a Francia, quienes eran sus amigos encontraron sus restos en el pabellón de Anatomía.
Lo lógico era iniciar un luto por la muerte de Carlos, pero insólitamente ocurrió lo contrario. Como sabían que no tenía familiares en Chile y que su cuerpo iba a parar a una fosa común, los aspirantes a médicos tomaron su cadáver y lo embalsamaron, inyectándole un compuesto para preservarlo. Y eso no es todo.
"Lo colocaron en la cabecera de una mesa para que los siguiera acompañando en las reuniones nocturnas. Ponen su brazo en una posición flectada, con la mano y la muñeca doblada, para que sujetase una copa", relata el doctor Julio Cárdenas.
Como si no fuera suficiente, añadieron una roldana en el brazo de Martel para levantárselo cada vez que hacían un brindis en sus eventos sociales. Pese al fallecimiento del francés, la fiesta debía continuar.
El último de la cofradía
El grupo que embalsamó a Carlos armó una cofradía que, naturalmente, fue desintegrándose con la muerte de sus miembros. El último de ellos quedó a cargo de la momia, dejándola en la bodega de su fundo. Cuando murió, su viuda lo entregó al Museo Nacional de Historia Natural.
El entonces director del recinto, Humberto Fuenzalida, pensó que era una pieza preincaica, así que la aceptó feliz. Sin embargo, cuando se enteró de que correspondía a un fallecido cuya única particularidad era no haber sido sepultado, lo ubicó al costado de la momia del niño del cerro El Plomo.
La supuesta verdadera historia de Martel
Hay un segundo relato que dista de lo anterior y que es sabido por Cárdenas, quien asegura saber el verdadero origen de Martel, remontándose a los años 30, cuando los universitarios realizaban fiestas de primavera.
"Para ganar puntaje, podían hacer obras de teatro que se montaban en el Teatro Municipal. Un grupo organizó una presentación que se llamaba 'La clínica' y, para ambientar, se robaron un cuerpo conservado del Instituto de Anatomía y lo llevaron en tranvía hasta el recinto cultural", expresó el especialista.
El director del teatro se percató de que se trataba de un cadáver real, rechazando la presentación de la obra. Los alumnos guardaron los restos, pues no los devolvieron por temor a ser acusados de robo. "Cada vez que hacían una reunión lo sacaban para brindar con él", agregó el doctor.
Cárdenas precisa que, en esta versión, la roldana que le pusieron no era para levantar el brazo, sino para que encajase en el armario donde permanecía escondido.
¿Juan o Carlos Martel?
Ambas historias coinciden en la existencia de una cofradía, aunque en la segunda se detalla que la momia pasó por varias manos antes de ser donado al Museo Nacional de Historia Natural. Pero hay un punto que las distingue totalmente: ¿cuál era el verdadero nombre de Martel?
"El nombre se lo dio el doctor Juan Vásquez —el último de la cofradía—, luego de un cuadro de delirio que tuvo durante un episodio de neumonía. Él la tenía en su dormitorio y cuando comenzó a delirar, se imaginó que el cuerpo le decía que era Juan Martel, un pintor de origen francés que llegó a Chile después de que su musa inspiradora se fue con otro artista", detalló Julio.
Vásquez se imaginaba que su extraño acompañante le decía que llegó primero a Valparaíso y después a Santiago, influenciado por los celos.
Entonces, ¿de dónde salió Carlos Martel? Según el doctor Cárdenas, nadie sabe quién es Carlos Martel. "No hay registros de esa época referidos a los cuerpos que se conservaban para la docencia (...) De hecho, tenemos otra momia en el Museo de Anatomía al que le decimos 'el primo de Martel' y que debe haber sido otro de los cadáveres sobre los que se probaban las técnicas de embalsamamiento".
Podrás conocer más detalles sobre la historia de la momia más extraña de Chile a partir de las 22:30 horas de este sábado 5 de octubre, después de Meganoticias Prime.
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