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Reinaldo versus Lippi: ¿Por qué el empresario ya no pertenece a la marca que lleva su apellido?

Reinaldo Lippi es sinónimo de outdoor en Chile, es imaginarse la vestimenta y accesorios que utilizan los aventureros en sus excursiones en las montañas, principalmente porque su nombre hace referencia a una marca especializada en este rubro: Lippi

Sin embargo, desde hace más de 10 años que Lippi no es de Lippi, por más que los consumidores los siguen vinculando. Quien fuera su creador en los 80, constituyéndola legalmente en 2005, sufrió una serie de problemas con sus primeros socios, actuales directores de la empresa: Rafael Vielva y Rafael Cvjetkovic.

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Tales inconvenientes motivaron que Reinaldo saliera del directorio en 2013, desligándose totalmente de la compañía que aún lleva su apellido. En varias entrevistas en el pasado, quien ahora prepara el lanzamiento de su nueva marca outdoor, Ofki, ha contado los detalles de las rivalidades internas que lo despojaron de su empresa.

La tensa reunión que dio origen a la marca Lippi

La sección "Nosotros" del sitio web de Lippi relata los orígenes de la marca. Sin mencionar a Reinaldo Lippi, señala que en 1985, en un pequeño taller ubicado en Barrio Italia comienza la manufactura de mochilas, sacos de dormir y chaquetas destinadas a "todo aquel que quisiera descubrir Los Andes".

 

Reinaldo Lippi en la actualidad (captura YouTube Sysmec Chile)

 

Aquel taller pertenecía precisamente a Reinaldo, montado por él mismo en su vivienda después de haber sido despedido de la Biblioteca San Ignacio, la que le otorgó un finiquito de $40 mil. Su primera creación fue una mochila y luego vinieron las carpas, todas elaborados con materiales que estaban al alcance de su mano.

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Las ventas eran exitosas, pero el mercado se puso competitivo a partir de la década del 2000. Para sacar el negocio a flote, con Vidalina Díaz, su esposa desde 1983, salió en la búsqueda de socios y así conocieron a Vielva y Cvjetkovic, ingenieros industriales con experiencia en el rubro de la ferretería y ropa de seguridad.

Después de varios contactos, en 2005 los cuatro involucrados principales —más Daniel Stingo, abogado amigo del matrimonio; y Patricio Piddo, abogado particular de los ingenieros— se sentaron en la mesa para allanar el camino de la constitución legal de Lippi.

La reunión no estuvo libre de asperezas, las que en su momento pasaron desapercibidas para Reinaldo, entusiasmado con lo que sería la concreción de la oportunidad de su vida, a pesar de las advertencias de su otrora esposa y de Stingo de no firmar el trato, pues decían que no le convenía.

Reinaldo versus Lippi

En resumen, además de estipular el capital que aportarían las partes, el acuerdo igualmente se firmó y dejó establecido que Lippi y Díaz compartirían el 30% de la empresa; mientras que Vielva y Cvjetkovic, el 70%.

Estos últimos serían los encargados de facilitar créditos bancarios y brindar apoyo logístico, contable y administrativo; y el exmatrimonio seguiría siendo responsable de lo que venían haciendo: confección y contactos con distribuidores internacionales.

Los primeros años de la sociedad cumplían las expectativas de Reinaldo: como gerente de desarrollo de Lippi realizaba frecuentes viajes a Asia y se sentía feliz. Su sueldo era de $250 mil y se lo pagaban mediante boleta de honorarios, pero confesó a The Clinic que no le importaba, pues tenía la mirada a largo plazo y confiaba que el negocio iba a resultar.

 

Reinaldo Lippi vistiendo la marca de ropa outdoor que fundó (archivo La Cuarta Comerciante)

 

Cuando creían que todo iba bien, descubrieron que las facturas de la empresa, en vez de Lippi S.A., estaban siendo emitidas a nombre de Vicsa, una empresa que años antes fundaron Vielva y Cvjetkovic. Además, diagnosticaron que las ventas de dos productos reportaban ventas por fuera de la sociedad, beneficiando precisamente a Vicsa.

Estas dos situaciones se sumaron a otras que terminaron destruyendo lo que Reinaldo quería para Lippi: "Yo quería un espacio de trabajo donde la gente fuera feliz, donde hubiese un ambiente sano, donde quienes trabajaban tuvieran buenos sueldos, si son quienes te hacen ganar plata. Si una compañía vende miles de millones, ¿cómo no se le va a pagar más del promedio a un trabajador? Son cosas que no entiendo", expresó en 2022 a La Tercera.

"Yo quería que tomáramos parte de las utilidades —las que nunca recibió, según aseguró— y las donáramos a una fundación relacionada con el cuidado de la naturaleza. Uno de los socios dijo: 'Ya, pero hagamos nosotros la fundación'", comentó Reinaldo.

"Te vamos a devolver la marca hecha bolsa"

Por un lado, Vidalina intentó judicialmente disolver la sociedad que tenían con ambos Rafael, lo que no prosperó. Mientras que Reinaldo quiso recuperar las clases industriales —para que no hubiera más ventas por fuera de la empresa—, pero como resultado obtuvo una demanda en su contra, por parte de Vielva y Cvjetkovic, por competencia desleal.

Un abogado les recomendó un juicio marcario en 2012 y Reinaldo creía que tenía chances de ganar, pues la empresa llevaba su apellido. No obstante, Patricio Piddo, el abogado participante en la reunión de 2005 y que se había convertido en director de la sociedad, le dijo "te vamos a tener entrampado diez años en esto y te vamos a devolver la marca hecha bolsa".

 

Imagen referencial (Freepik)

 

Después de mucho estrés, el otrora matrimonio firmó su salida de Lippi S.A. en 2013, lo que significó que Vielva y Cvjetkovic se quedaran con el 30%.

Además del pago comprometido a Reinaldo (unos $1.350 millones), el acuerdo incluía varias cláusulas, como por ejemplo: la disolución de las más de diez demandas presentadas entre las partes, que el fundador de la marca no la utilizara en el rubro de la ropa, que entregaran las cuentas de Facebook relacionadas con el taller en que nació Lippi, entre otras.

"Fue todo muy duro. Mi exsocia (Vidalina) y yo perdimos nuestra obra. Era como nuestro hijo. Perdí a mi 'hijo'. Pero tienes dos opciones, o te vas llorando por la vida, o te paras. Yo creo que me he parado bastante bien", confesó el ahora creador de Ofki.

Reinaldo pudo tener una segunda etapa en Lippi: resulta que en 2017 fue contactado para regresar a la empresa que fundó, pero rechazó la idea: "No quería entrar de nuevo a una máquina de moler carne. No me interesa, aunque me signifique más recursos", concluyó.

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