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Columna de Mauricio Morales: "El gobierno no quiere perder, y la derecha no sabe ganar"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

Según la última CADEM, el Presidente registra una aprobación del 36%, lo que va de la mano con una mejora general de las expectativas económicas. Un 38% cree que el país va por buen camino, un alza de 9 puntos respecto a la medición de la semana pasada.

Idéntica cifra se observa al evaluar el nivel de optimismo de los chilenos respecto al futuro del país. Pero esto no es todo. El gabinete también ha elevado sus calificaciones. Si comparamos con el mes de abril, el ministro de Hacienda ha aumentado en 10 puntos sus niveles de aprobación, quedando con un 57%, muy cerca de la ministra del Trabajo, que registra un 59%.

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Son cifras muy positivas si pensamos que ambos ministros tienen desafíos cruciales que definirán el destino de la administración Boric: el pacto fiscal y la reforma previsional. Si bien será difícil conseguir el apoyo del Congreso, tanto Marcel como Jara dejarán todo en la cancha.

El gobierno sabe que si sostiene cifras de aprobación cercanas al 40% y, además, aprueba ambos proyecto de ley, se abrirá una posibilidad para disputar más seriamente la elección presidencial de 2025. Es más. Con un 30% -que es la cifra promedio que ha alcanzado el Presidente Boric- el oficialismo tendría casi asegurado el paso a una eventual segunda vuelta.

 

Mauricio Morales (Meganoticias)

 

 

Lo que se debe definir prontamente, eso sí, es quién será el encargado o encargada de comenzar a tirar al carro. Por ahora, en el marco de las elecciones locales, el objetivo central es defender las comunas más relevantes. Me refiero, fundamentalmente, a Santiago, Recoleta, Ñuñoa, Maipú, Viña del Mar, Concepción, Curicó, entre otras.

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La derecha, por su parte, está haciendo todo lo posible para perder, pues Republicanos y el Partido Social Cristiano insisten en competir en comunas críticas que, de carambola, le podrían dar el triunfo al oficialismo. Si Hassler retiene Santiago, la derecha será la gran derrotada de la jornada.

Dará lo mismo si aumenta su número de alcaldías. Y ojo con Puente Alto. Si por alguna razón el voto de derecha se divide entre Ossandón y Rubilar, capaz que la centroizquierda o un independiente se quede con la comuna más grande del país. La derecha, como tantas veces en la historia, demuestra su espíritu autodestructivo que, incluso, ya comienza a mostrarse en la definición de los candidatos presidenciales.

¿Qué se medirá la noche del 27 de octubre? Republicanos calculará el número de comunas que le arrebató a la izquierda, pero principalmente a Chile Vamos. Al revés, Chile Vamos estará más pendiente de arrebatarle comunas al oficialismo que de ceder espacio a Republicanos.

¿Qué pasaría si Mario Desbordes gana Santiago y en Lo Barnechea vence el candidato de Republicanos? Evelyn Matthei irá a celebrar con Desbordes a la capital y Kast, en lugar de felicitar a Desbordes, se irá a Lo Barnechea para demostrar que es capaz de derrotar a Chile Vamos en su propia casa.

Eso, simplemente, es no saber ganar. El exceso de confianza en la derecha la está jugando en contra. En lugar de competir con su adversario político, la lucha se está trasladando a la interna. Si esto sucede ya en las elecciones municipales, el panorama para las presidenciales de 2025 es evidentemente tétrico.

El gobierno, en cambio, ya armó una gran coalición electoral desde el PC hasta la DC. Por cierto, no es una coalición nacida del cariño o del afecto, pero sí de una convicción pragmática: unidos nos defendemos.

En total, el oficialismo defiende- sumando a la DC- un total de 150 comunas. Es muy difícil que sostenga esa cifra, pero el descenso electoral podría ser perfectamente morigerado por la torpeza de la derecha y por un incremento insospechado de la aprobación presidencial.

Si el gobierno mantiene algunas comunas emblemáticas y resiste razonablemente en el resto del país, podría mantenerse con vida hasta las presidenciales y legislativas de 2025. A lo mejor no gana esos comicios, pero sí consigue un Congreso en que el gobierno de derecha no obtenga las mayorías necesarias.

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