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"Tengo que esperar aquí": Náufrago ruso que lleva 17 días en aeropuerto de Punta Arenas recibe ayuda de magallánicos

A fines de mayo se conoció la historia de Rimas Meleshyus, un ciudadano ruso de 72 años que permanece "atrapado" en el aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo, en la ciudad de Puntas Arenas, en la región de Magallanes

El hombre llegó a Chile luego de que su velero, un Bristol Channel Cutter, naufragara el pasado 14 de octubre cerca de las costas de las islas de Hawái, país donde ha vivido gran parte de su vida. Allí fue auxiliado por el crucero francés "Le Commandant-Charcot", el que viajaba rumbo a Chile.

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Tras más de 18 días en esa embarcación, llegó a Punta Arenas junto a la tripulación del crucero el 3 de noviembre, fecha en que fue recibido en Chile por razones humanitarias y acogido por una familia.

Luego de recorrer diversas ciudades del país, regresó a la Patagonia, donde se ha visto enfrentado a una serie de problemas, ya que con el naufragio perdió sus documentos de identidad, no ha podido regularizar su situación migratoria y tampoco cuenta con los papeles para irse de Chile.

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Esa situación lo mantiene alojando en el aeropuerto de Punta Arenas, donde ya lleva 17 días, sitio en el que pretende permanecer hasta regularizar su situación.

 

Rims Meleshyus (Facebook)

 

Según recomendaciones entregadas por la policía, lo pertinente es que se continúe en el aeropuerto, ya que no tiene sus documentos y tampoco cuenta con un número de celular para que lo puedan contactar. Su tarjeta de crédito, en tanto, continúa bloqueada.

Deberá pasar cerca de tres semanas más en el aeropuerto

Lo más probable es que Rimas tenga que permanecer en el aeropuerto cerca de tres semanas más, hasta que reciba la respuesta del análisis de huellas dactilares al que se sometió. 

"No he tenido respuesta por mis huellas dactilares, son importantes, ya que indicarán que no tengo antecedentes. Quizás sean otras dos o tres semanas, no las espero pronto. Tengo que esperar aquí nada más. Pero tengo una mentalidad muy positiva, todo saldrá bien", reconoció a La Prensa Austral

Durante su estadía en terminal aéreo, Rimas ha sido bien acogido por los magallánicos, quienes incluso le han entregado comida, almohadas, sacos de dormir y hasta lo han invitado a sus casas para que se pueda duchar y comer.

"Unas noches atrás una señorita me trajo una almohada y un saco de dormir. Otra noche me trajeron dos grandes botellas de agua", comentó.

 

Rimas Meleshyus (Facebook)

 

Una de las personas que le ha brindado apoyo es Yesennia Fuentes y su familia, quienes el pasado domingo acudieron al aeropuerto y se encontraron el náufrago.

"Le preguntamos si nos aceptaba un plato de comida y una ducha en nuestra casa y accedió. Después nos pidió quedarse a dormir y no pudimos decir que no, así es que se quedó y durmió muy bien. Desayunamos y lo llevamos de regreso", explicó Fuentes al mismo medio.

La magallánica también complementó que el hombre de 72 años "se ganó nuestro afecto, es un hombre muy especial y nuestra amistad nos alegró el día. Aunque nuestras conversaciones no sean fluidas, nos entendemos por medio de traductor".

"Me da más miedo caminar por Santiago que navegar por el mar"

Mientras continúa esperando el análisis de las huellas dactilares, Rimas Meleshyus se entretiene leyendo y viendo videos de navegación.

Además de sus documentos, cuando su velero naufragó, también perdió decenas de libros, uno de sus principales hobbies. "Fueron alrededor de 75 libros que perdí en el mar, también perdí un dron. Los fui coleccionando cuando vivía en las islas de Hawai, diferentes libros de personas que navegaron alrededor del mundo", indicó.

Aunque su afición por la navegación comenzó en 2012, cuando tenía más de 60 años, el hombre nacido en Lituania tiene una vasta experiencia con el mar.

Al respecto, reflexionó que "mis otros viajes, el 2014, 2015, 2017 y 2018 estuve largos periodos en el mar. Tres meses, seis meses alejado de cualquier costa o isla. Muchos marineros se han perdido en el mar, lo he leído y visto. Yo sobreviví muchas veces, sé cómo sobrevivir en el océano. Para mí el océano no es peligroso, me da más miedo caminar por las calles de Santiago que navegando por el mar".