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Columna de Mauricio Morales: "Boric y Kast se aman"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

La cuenta pública del Presidente Boric trajo varias sorpresas. La primera fue insistir en la tesis de la estabilización, criticada -y con razón- por parte de la oposición. La segunda, no dar suficiente prioridad a la reforma previsional y al pacto fiscal, que son dos aspiraciones centrales del gobierno para los dos años que le quedan.

La tercera, el fuerte apoyo a Carabineros y a la PDI, anunciando una mejora en los sueldos vía gratificaciones, cosa inimaginable al inicio de la administración Boric.

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La cuarta, el número de menciones a distintas comunas del país. El mandatario nombró más de 100, en circunstancias de que en su cuenta anterior fueron alrededor de 50. Probablemente, la proximidad de las elecciones municipales hizo que el Presidente tuviese un fuerte énfasis local en su alocución.

 

Mauricio Morales (Meganoticias)
Mauricio Morales (Meganoticias)

 

 

La quinta, el anuncio del pago de la deuda histórica de los profesores, un asunto que se viene discutiendo desde hace varios años. 

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La sexta, la condena directa y sin anestesia a la derecha por sus escasas credenciales de compromiso con los derechos humanos, acusándola de seguir más los principios de la derecha radical que de la derecha piñerista.

La séptima, por cierto, fueron los anuncios relativos a aborto legal y eutanasia. En lugar de estar discutiendo sobre el rumbo de la economía o los avances y desafíos en materias de seguridad pública, el debate se trasladó a asuntos valóricos y de salud pública, ¿Por qué el Presidente tomó esta decisión?

Mi interpretación es la siguiente. Durante la semana previa a la cuenta pública, los partidos de gobierno se enfrascaron en una especie de guerra civil producto de las distintas posturas frente al Crédito con Aval del Estado (CAE). Para sectores del Frente Amplio y del Partido Comunista, la condonación del CAE es un compromiso de campaña que debe cumplirse a todo evento. Para el Socialismo Democrático, en tanto, esta postura equivalía a una especie de “ofertón electoral” que, incluso, llevó a la ministra del Interior -Carolina Tohá- a calificarlo como una “burrada”.

Por eso mismo, el gobierno dejó de utilizar el término “condonación” y optó por el concepto de “solución”. El Presidente, en tanto, promoverá un nuevo sistema de financiamiento de la educación superior, que “dará una solución progresiva y justa pensada en los deudores, especialmente en quienes han cumplido con sus deberes de pago y quienes no han podido cumplir por no tener ingresos para hacerlo, que son la gran mayoría de los deudores”.

Esta simple propuesta pudo generar una discusión mayor en la coalición de gobierno, pues no se acoge explícitamente al compromiso de condonación suscrito en el programa de gobierno. Pero esa tensión no existió. El debate giró en torno al aborto legal. ¿Qué se consiguió con eso?

Primero, unidad en la coalición de gobierno. Segundo, una confrontación directa con la derecha radical representada por Kast. Tercero, provocar a Republicanos, quienes probablemente se tentarán a competir en todo Chile con sus alcaldes y gobernadores regionales para defender el “derecho a la vida”, lo que traerá un conflicto estratégico mayor con sus socios de Chile Vamos. Cuarto, ignorar a Evelyn Matthei como líder importante en esta discusión.

En síntesis, Boric prefiere una confrontación directa con Kast -a quien derrotó ampliamente en la segunda vuelta presidencial de 2021- que con Matthei, que hoy por hoy es la líder invencible en cualquier escenario electoral. El gobierno cree, comprensiblemente, que Kast es el rival más débil y, por tanto, más fácil de derrotar en 2025.

En consecuencia, y al menos desde mi perspectiva, el gobierno -apabullado en las encuestas, sin mayorías legislativas, y con un programa que quedó enterrado en el plebiscito constitucional de 2022- apeló al último recurso: construir un nuevo pegamento de su coalición, azuzar a la derecha radical, provocar el enardecimiento de Kast, promover una disputa de agenda entre Republicanos y la derecha tradicional, e ignorar a la líder indiscutida del sector: Evelyn Matthei.

 

Para Kast, el discurso de Boric le viene de perilla. Desde ahora, apelará aún más al votante identitario de derecha, generará más polarización -que acomoda a los candidatos extremos-, levantará más candidatos que defiendan el “derecho a la vida”, y hará que Matthei, en lugar de moderarse, compita con él en la zona ideológica más intensa para la derecha y en la que tiene más probabilidades de ganar.