El rol de un pequeño roedor chileno en la investigación contra el alzhéimer
Un roedor chileno tuvo un rol crucial en una investigación sobre enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
La investigación, publicada en la revista International Journal of Molecular Sciences, evaluó los efectos de la administración de Andrografólido (ANDRO), molécula que se extrae de la planta medicinal Andrographis paniculata, en las conductas y aspectos neuroquímicos del cerebro de estos roedores.
¿De qué roedor se trata?
En la investigación se trabajó con hembras Octodon degus, conocido como degú o ratón cola de pincel, que es un pequeño roedor endémico de nuestro país que habita entre Vallenar y Curicó.
Este animal diurno vive en comunidades en madrigueras, excavadas en zonas montañosas o de matorrales.
Su período de gestación es de 90 días, al cabo de los cuales nacen entre 3 y 9 crías completamente cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. En cautiverio pueden vivir hasta 8 años, una de las muchas razones que los hace un muy buen modelo biológico para estudios relacionados con envejecimiento natural.
La importancia del degú en la investigación
Un equipo interdisciplinario, encabezado por Daniela Rivera, ecóloga del Centro GEMA: Genómica, Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Mayor, y en el que trabajó el fallecido subdirector de CAPES, Francisco Bozinovic, evaluó los efectos de la administración de ANDRO en el largo plazo —un año—, en la conducta y en los aspectos neuroquímicos del cerebro de hembras de degú adultas (36 meses) y envejecidas (72 meses).
"El objetivo principal era evaluar el efecto de la administración de Andrografólido (ANDRO) en el largo plazo en el inicio del envejecimiento (desde los 3 años) y compararlo con hembras ya envejecidas", explicó Daniela Rivera.
La ecóloga también detalló que "la decisión de usar hembras fue porque habíamos determinado en varios trabajos previos que, durante el proceso de envejecimiento, a las hembras degús les va peor que a los machos desde el punto de vista de la bioquímica del cerebro. Por lo tanto, era interesante preguntarnos si ANDRO, que reportaba muchos beneficios en la mejora neuronal y cognitiva, tenía un efecto en hembras maduras y envejecidas".
Durante esta investigación, Rivera y su equipo administraron ANDRO a degús hembras durante un año y se les realizaron diversas pruebas de comportamiento que permitieron estudiar el rendimiento cognitivo.
Los resultados demostraron que "ANDRO fue capaz de mejorar la memoria y preferencia por nuevas experiencias, no solo en las hembras adultas, sino también en las envejecidas. ANDRO también restauró la memoria de reconocimiento social y la memoria de largo plazo en las hembras de mayor edad".
A nivel neuronal, el estudio determinó que ANDRO puede mejorar, en ambas edades, los procesos que son potenciadores de la actividad neuronal.
"Sin embargo, en las hembras adultas, ANDRO no mejora la actividad neuronal basal, pero sí la mejora en las hembras envejecidas, donde la actividad basal está empeorada", indicó Rivera en una publicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
La investigadora complementó diciendo que "todos estos efectos a nivel neuronal se correlacionan con cambios en las proteínas que forman parte relevante en el funcionamiento de las conexiones y, por lo tanto, de las redes neuronales, efecto a través del cual creemos el ANDRO estaría haciendo su efecto en la mejora cognitiva".
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