"¿En cuánto tiro las pelotas?" Los audios que hicieron caer a exsargento del Ejército que tráficaba armas a bandas narco
Un funcionario del Ejército abastecía de armas y municiones a una de las bandas de narcotraficantes más peligrosas del país.
Municiones, fusiles y granadas, fueron algunos de los elementos que encontró la Policía de Investigaciones (PDI) tras detener al entonces sargento segundo.
El mecanismo para cometer el delito fue desbaratado, gracias a escuchas telefónicas, que revelaron conversaciones en que los involucrados se comunicaban a través de códigos.
Alerta del Ejército
Es noviembre de 2018, en la prensa se hizo eco de una revelación exclusiva del medio The Clinic, donde el mismo comandante en jefe del Ejército, por ese entonces, el general Ricardo Martínez, alertaba de oficiales y suboficiales que compraban armas, las daban por pérdidas y luego las vendían a "grupos narcos".
Por ese entonces, la Fiscalía y la PDI ya tenían en la mira a un presunto traficante de armas de guerra, pero se desconocía si estaba relacionado con las palabras del general Martínez.
Fueron interceptaciones telefónicas las que comenzaron a alertar a la policía, que por ese entonces investigaban a Jonathan Olave Ahumada, quien recibió un llamado de su socio, Jonathan Alfaro.
Alfaro: Aló.
Olave: ¿Qué pasó?
Alfaro: ¿En cuánto tiro las pelotas?
Olave: No sé. Tienes que asegurarme 250.000
Alfaro: 250.000. Ahora me van a venir a dejar las platas de las cajas y acá al lado me va a comprar las hue... de… tu sabís qué. Y hay dos o uno que viene en camino por una pelota y yo le pedí 400 lucas.
Palabras en clave
La pregunta que surge tras escuchar la conversación es a qué se refieren con "cajas" y "pelotas". Lo más evidente sería que se tratara de droga, pero esto no le hizo sentido a la PDI.
"Generalmente por las investigaciones de tráfico ilícito de drogas, hablan de pelotas quizás para hacer referencia a dosis de drogas o a pequeñas cantidades de drogas", señaló el inspector Raúl Muñoz, de la Brigada Investigadora del Crimen Organizado (Brico), quien aclaró que esta tesis fue descartada debido a otros términos que utilizaban los implicados en las conversaciones.
Olave: ¿Cuántos cargadores vendiste? Supuestamente.
Alfaro: Se supone que el hue... de la peluquería quiere las tres. Hay buenos compradores para la hue... y aparte imagínate una pelota 450 lucas no es malo poh hue... Aparte que son las de fragmentación.
Fue este último término que activó las alertas y permitió determinar que hablaban de armas.
"En base a eso y al análisis que nosotros pudimos hacer de la información, pudimos determinar en cierta forma que esos comunicados estaban haciendo referencia a granadas de fragmentación", sostuvo Muñoz.
El fiscal Milbor Bugueño, de la Fiscalía Metropolitana Sur, explicó que "la granada de fragmentación tiene una especie de metal enrollado que está fragmentado en muchos pedazos. Esto quiere decir que cuando estalla saltan muchos más pedazos y puede dañar a mucha más gente".
Los Gálvez
Tras esta revelación, lo que seguía era determinar quién aspiraba a armarse con tal poder de fuego, lo que nuevamente fue descubierto en escuchas:
Alfaro: Oye ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Voh tenís alguna conexión, atao o algo con Los Gálvez?
Olave: ¿Con qué grandes?
Alfaro: Con Los Gálvez.
Olave: No.
Alfaro: ¿Seguro?
Olave: Sí. ¿Por qué?
Alfaro: Nada, porque quieren comprar todas las hue... que tenemos guardadas.
El nombre resultaba conocido, ya que en los ´90 se formó la banda narcotraficante Los Gálvez, que se convirtió en una de las organizaciones criminales más antiguas de La Legua Emergencia. En 2018 pretendían resurgir y para ello querían armarse con estas granadas.
"Van a venir a buscar las pelotas entre el jueves y el viernes. Yo les dije que si venían el miércoles o antes, entre mañana y el miércoles, yo les daba 20 más", se escucha en la conversación telefónica.
El fiscal Bugueño precisó que "la idea era poner a disposición de narcotraficantes cinco granadas. Eran seis en total, pero el listado eran 5 granadas que estaban próximas a ser entregadas. Estaba la lista hecha".
Funcionario del Ejército
Debido a que ya estaba determinado el destinatario de las armas, había que actuar rápido. Sin embargo, todavía se desconocía quién había proporcionado el armamento de guerra.
En otra interceptación aparece un nuevo personaje que habla con Jonathan Olave: Víctor Roa Alburquenque, un sargento segundo del Ejército.
Roa: ¿Y si me esperai?... ¿Y no te podís aguantar unos cinco o siete minutos pa’ ir a dejarte unas cosas?
Olave: Ya. Vente no más
Roa: Y traje unas… tengo embaladas unas pelotas.
Olave: Ya poh.
Roa era quien sacaba las armas, las municiones e incluso las granadas desde los almacenes de guerra del Ejército y se las entregaba a Jonathan Olave, quien las distribuía, a través de terceros, a bandas narcotraficantes.
¿Cómo sacaba las armas?
Era en el Regimiento Logístico del Ejército N° 2 "Arsenales de Guerra" desde donde, según la Fiscalía, sustraía las armas y municiones.
"Aprovechaba esa facultad que él tenía para ir a buscar munición y posteriormente no entregarla en el lugar que correspondía, sino que sacarla y desviarla a bandas delictuales", afirmó el inspector Raúl Muñoz.
"Las adquiría de manera solitaria, no había más funcionarios involucrados, sino que él se aprovechaba de la confianza que había por él ser un funcionario antiguo, entonces nadie lo registraba al momento que salía", agregó.
Respecto a las granadas, el fiscal Bugueño indicó que "aprovechándose de que el guardalmacén lo conocía bien, le indicó que iba a sacar algo y sacó las granadas en los bolsillos, que en sí es súper peligroso".
"Funda de guitarra"
Olave: Hola. ¿Cómo estás desgraciado?
Roa: ¿Cómo estás?
Olave: Bien. Oye hermano, ¿te puedo pedir un favor?
Roa: Dime.
Olave: Tú tienes una funda de la guitarra, ¿cierto?
Roa: Sí.
Olave: Me la puedes traer esa funda con la "esta" que te presté antes de que te fueras. ¿Te acordai?
Roa: Sí.
Olave: Me puedes traer esas dos "estas".
Roa: ¿Para cuándo las quieres?.
Olave: Cuando puedas. Si quieres como a las 10 o 9.
Roa: Ya porque tengo que entregarte unas cosas.
Olave: Ya poh. Ahí nos juntamos.
Gracias a esta escucha se reveló que Víctor Roa se iba a reunir nuevamente con Jonathan Olave. La funda de la guitarra que éste último le pedía era en realidad un fusil de guerra que el entonces sargento le iba a entregar.
Con el lugar del encuentro claro, la PDI decidió actuar y detuvo a Roa junto a Olave. Al mismo tiempo, los detectives allanaron la casa del funcionario del Ejército en Santa Adriana de Lo Espejo. Al interior encontraron varias de las armas y municiones mencionadas en las escuchas. Junto a todo ese arsenal, también estaban las temidas granadas de fragmentación.
El inspector Muñoz afirmó que se trató de la "primera vez que la brigada incautaba grandas de fragmento, y obviamente que se tomaron los resguardos necesarios para manipular y poder levantar esta evidencia que era de importancia y necesaria para acreditar el delito que estaban cometiendo estos sujetos".
Condena
El exsargento y Olave en junio fueron condenados a 12 y 13 años de cárcel, respectivamente, por los delitos de tráfico de armas y municiones.
"Cuando sucede la detención de estas personas, al cabo de tres semanas o un mes, a Jonathan Alfaro lo ejecutan al interior de la población Santa Adriana", contó Muñoz.
Con ello se perdió el rastro de otras armas posiblemente traficadas.
Según informó el Ejército, el caso hizo que la institución adoptara nuevos procedimientos y tecnologías para optimizar los controles y supervisión de almacenamiento y traslado de armamento.
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