Columna de Mauricio Morales: Peregrinando hacia Kast
- Por Meganoticias
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Durante el estallido de 2019, la derecha se comprometió a avanzar en derechos sociales, reconociendo los abusos que muchas veces ejercían los privados sobre los ciudadanos. A tal punto llegó su convicción, que firmó un acuerdo por una nueva Constitución.
En ese entonces, Republicanos era un partido más bien marginal, por lo que la responsabilidad recayó en RN, la UDI y Evopoli. Casi como un juramento, la derecha entregó la Constitución del 80 y renunció a sus principios ideológicos.
Ir a la siguiente notaLa izquierda, en tanto, celebraba el levantamiento popular y empujaba por un cambio refundacional, partiendo por una nueva Constitución. En ese entonces, la violencia se interpretaba como una expresión legítima de las demandas ciudadanas, y como un camino válido para expresar el malestar con el funcionamiento de la democracia. El triunfo de la izquierda era evidente, y la derrota de la derecha, humillante. La exConcertación, por su parte, no tuvo la valentía para defender la obra de sus gobiernos y aceptó -para sorpresa de muchos- que, en efecto, no eran 30 pesos, sino que 30 años.
Hoy la situación es totalmente distinta. La izquierda ha sido duramente derrotada en las urnas tanto en el plebiscito constitucional como en la reciente elección de consejeros. El gobierno ha cambiado bruscamente la composición de su coalición, integrando a esos despreciados 30 años. Pero esto no ha impedido una ola de impopularidad que mantiene al Presidente Boric en torno al 30% -según la última Cadem, es 31%- de aprobación.
Adicionalmente, ha aparecido un cúmulo de eventuales casos de corrupción que han herido casi de muerte al gobierno. En un contexto de estas características, la derecha solo debiese cosechar beneficios. Pero no. Algo pasa con RN, la UDI y Evopoli que siempre cometen errores no forzados. Increíblemente, se enredaron en la acusación constitucional contra el ministro Ávila. Sobre la base de argumentos homofóbicos y arcaicos, parte de sus voceros -una diputada y una invitada a la comisión que examinó la acusación constitucional- transformaron un evento político en una discusión valórica. Para peor, algunos líderes de RN pidieron la expulsión de Evopoli, ignorando que antes de presentar una acusación constitucional hay que contar bien los votos. Es decir, mientras el gobierno conforma una coalición provisoria que va desde la DC hasta el PC para enfrentar la acusación constitucional, la derecha se quiere dar el lujo de achicarse, expulsando a un partido que le entrega la siempre sana diversidad programática.
El problema para la derecha podría agudizarse si el gobierno replica el resultado de la acusación constitucional en la elección de la nueva mesa de la Cámara, pues implicaría otra derrota. Lo terrible no es perder, sino que hacerlo frente a un gobierno moribundo y apaleado por tantas dificultades.
En este escenario, Kast se frota las manos. Sin pedirlo, RN y la UDI peregrinan lentamente hacia él. Solo espera que la fagocitación y autodestrucción de la derecha tradicional recrudezca para así iniciar la segunda fase, que es la absorción.
Kast sabe que estructuralmente el voto por Republicanos y por Chile Vamos es similar, al menos en cuanto al autoposicionamiento ideológico de los electores. También sabe que los votos de Chile Vamos le pueden ayudar a corregir las brechas de género en sus apoyos -principalmente de los hombres- y que la negociación para las municipales y legislativas de 2024 y 2025 le serán favorables.
Kast negociará con el 35% que obtuvo su partido en la elección de consejeros constitucionales, que equivale a casi el 60% de los votos dentro de un eventual pacto con RN y la UDI. Es cosa de tener paciencia y tomar palco. Nada más. El resto de la tarea corre por cuenta de los dirigentes de ambos partidos, que aún no se dan cuenta de que, con la restitución del voto obligatorio, el grueso de los votantes no quiere a los extremos, sino que demanda una propuesta de moderación
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