Afirman que su cuerpo está incorrupto desde hace años: La historia del sacerdote sepultado en parroquia de Concepción
La ciudad de Concepción, en la región del Biobío, es el escenario de un fenómeno increíble y que hasta podría ser catalogado como mágico. Resulta que en la Parroquia San José, específicamente en su cripta, desde hace décadas que descansa el cuerpo de un sacerdote de una antigua orden religiosa.
Lo que no se puede creer es que dicho cadáver consiste en un cuerpo incorrupto; es decir, a pesar del paso de los años, no ha sufrido descomposición.
Así lo aseguran los cuidadores del recinto católico, quienes señalan que esta rareza está asociada a los santos. De hecho, un ejemplo de ello es el Padre Pío, cuyo cuerpo es parcialmente corrupto y ha sido visitado por el actual Papa Francisco en ocasiones pasadas.
La historia del sacerdote de la Parroquia San José de Concepción
Antes de ser una parroquia, el recinto fue un lugar de oración que estaba bajo el cuidado de sacerdotes capuchinos desde 1885, tras ser entregada por el obispo de aquel entonces.
En los años siguientes, uno de los padres de la orden religiosa fue sepultado en la cripta que posee la parroquia, cuyo lugar no era abierto desde hace 40 años, pero los equipos de Sabes y Sala de Prensa captaron su reapertura, en la antesala del Día del Patrimonio que se celebrará este sábado 27 y domingo 28 de mayo en todo el país.
De acuerdo al administrador de la parroquia, Zenón Peña, en las últimas veces que se bajó a la cripta se dieron cuenta de que el cuerpo del hombre en cuestión no estaba descompuesto, como suele ocurrir con los restos de fallecidos.
"Hay varios sacerdotes sepultados en esta cripta y hay uno que es un sacerdote italiano que me informaron que, hace como 35 años, su cuerpo estaba incorrupto. Se dieron cuenta de esto y tapiaron el nicho donde estaba (...) Es muy raro, pero a muchos santos les ha pasado. Es una condición que tienen algunos santos, que su cuerpo no se deteriore", manifestó el hombre.
Actualmente, tal como dijo Peña y quizá como modo de protección, la entrada del nicho del cura europeo está cercada por una muralla de concreto. Su identidad no es conocida.
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