"Fue un pecado muy grande": así fue cómo se ocultó el crimen de una esposa y madre durante 24 años
¿Qué pasó?
En Osorno, Región de Los Lagos, un macabro crimen quedó al descubierto luego de que un hombre, identificado como Carlos Silva Mancilla, confesara a una de sus hijas que había matado a su esposa. Compañeros de trabajo y familiares de la víctima, dieron detalles de cómo el hombre logró ocultar el cuerpo.
¿Qué se sabe del caso?
El hecho ocurrió el 12 de julio de 1998, cuando Silva asesinó a Marisol Abello motivado por los celos. A sus hijas les dijo que su madre los había abandonado por otro hombre, engañando a todos a su alrededor. El pasado lunes fue hallada, enterrada en una caballeriza del club de campo de Osorno.
Esto se dio luego de que el sujeto, afectado por distintas enfermedades que lo tienen al borde de la muerte, confesó el homicidio a una de sus hijas, quien rápidamente presentó la denuncia correspondiente en Carabineros y la PDI.
"Como él estaba enfermo tenía dos marcapasos, le dio dos infartos, él llegó a declarar porque seguramente pensó que iba a fallecer. Entonces para no llevarse ese secreto, dijo la verdad", dijo José Ricardo Arismendi, amigo de Carlos.
"Él se enojaba y nos correteaba"
Williams Aravena fue compañero de trabajo de Silva. El trabajador fue parte del hallazgo del cuerpo de la mujer: "Dos palas para abajo, encontramos los zapatitos y ahí vimos que era efectivo que estaba enterrado ahí, 24 años" que mantuvo oculto el cadáver con cal.
Aún parece increíble para todos ellos, quienes describen al presunto asesino como alguien "misterioso y apegado a la región". Pese a ello, jamás sospecharon de lo sucedido, aunque sí tenía actitudes extrañas.
"No nos dejaba entrar a nosotros acá, nosotros veníamos a buscar aserrín de repente y él se enojaba, entonces le puso candado aquí y nos correteaba", agrega Williams.
¿Quién era la mujer?
La mujer víctima de los celos de su marido, era madre de tres hijos y la quinta de 9 hermanos. Marisol trabajaba en Puerto Montt vendiendo flores y verduras junto a su madre.
Fue a esa misma ciudad donde el presunto asesino la habría seguido más de una vez, alimentado por celos al pensar que ella estaba con otra persona.
"Siempre le decía a mi señora, mi hija no se ha ido, a mi hija la ha muerto el gallo. Tiene que estar muerta por ahí, hicimos una denuncia, la hizo mi hija", dice Carlos Abello, padre de la víctima.
El padre de la mujer se refiere a la denuncia que hizo María Abello, hermana de la fallecida, casi diez años después de su desaparición. En 2007 ingresaron una causa por presunta desgracia, ya que con ayuda de videntes, estos le indicaron que su hermana había fallecido y que estaba enterrada, no desaparecida.
"Me fui con mi papá arrendamos un colectivo, nos fuimos para arriba al club de campo, yo le mandé fotos a ese caballero y me dijo que el 99% que mi hermana está muerta y está en este lugar", señala la hermana. Sin embargo, presentando las pruebas, el caso fue archivado.
Asimismo, María Abello dice que, escudándose en su religión de evangélico, el sujeto buscaba que otras personas declararan en contra de su esposa porque "ella se había ido con otro, que lo había abandonado y ahí quedaba la investigación".
Delito prescrito
Por este crimen, la Fiscalía local se declaró incompetente por la fecha de ejecución del delito. Sin embargo, la investigación la lleva a cabo el tribunal del crimen de Osorno.
Rodrigo Quiroz, jefe de la Brigada de Homicidios Osorno, señala que "queda por su parte varias pericias de orden científico, en este caos establecer en forma 100% científica con ADN la identidad de la mujer, y así también recurrir a experto en el que se pueda establecer más rápido la causa precisa de su muerte".
Hasta ahora, el cuerpo de la mujer se mantiene en el Servicio Médico Legal de Osorno, aunque no se descarta que sea trasladado a otra región para continuar las pericias investigativas.
La familia pide justicia
Los padres de la víctima no pierden la fe de que el asesino pueda pagar por el crimen de su hija. Considerando los años que han pasado, se extingue cualquier tipo de responsabilidad penal sobre él.
Por ello, piden "justicia no más porque fue un pecado muy grande, muy grande, tanto para él, para mis nietecitos, para nosotros, aquí sufriendo 24 años que podría llegar algún día".
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