"Psicópata del taxi": violador serial atacó a 10 mujeres en dos meses en Santiago
Pablo Moya Olivares de 34 años, es un supuesto taxista que ha aterrorizado a las mujeres de Santiago. Arrendando un vehículo de transporte y con una actitud violenta, concretó cerca de 10 ataques a mujeres, acreditados por la policía, en apenas 60 días.
El equipo de reportajes de Meganoticias Prime tomó el relato de las víctimas de este presunto taxista, a las que, en algunos casos, retuvo hasta 12 horas para cometer los delitos de violación y abuso sexual.
Modus operandi de "violador serial"
Este sujeto no contaba con taxímetro en su vehículo y siempre contaba con un cuchillo, el cual utilizaba para amenazar a sus víctimas. En tanto, muchos de estos ataques acabaron en violaciones y abusos sexuales contra mujeres.
Actuaba, generalmente, en Estación Central, Santiago, San Miguel, Recoleta, Providencia, llegando a acreditarse cerca de 10 delitos a mujeres. Parte de ellas, contaron su historia.
Según la psicóloga Javiera López, era una persona que le gustaba de ejercer el poder, además de una actitud sádica en contra de sus víctimas: "Quiere que alguien vea esto. Busca un lugar donde él tenga el control, donde él es el amo y señor del espacio, que era el taxi. Usa el sadismo. Está la hipótesis que es un violador serial".
Pablo registra dos condenas por robo con intimidación en 2012 y 2016, pero ninguna relacionada con violaciones. Cuando sale en libertad condicional de su segunda condena, todo parece cambiar para él.
"Sentí terror"
Marcela es una de las víctimas de este falso taxista. Su día de terror fue el 13 de febrero del 2020 y estuvo retenida durante cuatro horas por este sujeto. Ella tomó un taxi tras salir de la estación de metro Santa Lucía, a la altura de San Isidro.
Lo primero que halló raro que no contaba con taxímetro. Ella le pregunta y él inmediatamente le dice que la carrera le costará 3 mil pesos. Sin embargo, nada de eso le dio confianza: cuando ella pretendía escapar, notó que el vehículo tenía sus puertas bloqueadas.
Ella desiste y el camino continúa aparentemente normal: "Yo le digo, oye te pasaste, tienes que detenerte acá. Toma un cuchillo, me dice esto no es un taxi, es un asalto. Yo andaba con un short y me toca hasta los glúteos. 'Eso no es tan asalto y puede ser otra cosa', pensé. Ahí es donde sentí terror".
Posteriormente, le pide el celular para sacarle dinero de las tarjetas, pero el teléfono de Marcela se apaga, lo que provoca la furia del hombre. Este se desespera en buscar un cargador y llama a una mujer, la que sería cómplice del sujeto para buscar un cable.
"Era mi vida o la de él"
El celular, tras horas de recorridos, enciende y es cuando Pablo logra sacar dinero del cajero, compra un par de elementos y vuelve al auto, donde aún está retenida Marcela. Posteriormente, comienza a drogarse y se queda dormido.
Ahí es cuando la víctima piensa que puede escapar: "Ahí creo que ahí una lucha con la realidad de decir, tengo que matar a una persona para escapar. Fue algo que tuve que pensar. Yo pensé en matarlo. Es mi vida contra la de él. Si tengo que matarlo, tendré que hacerlo", pensó en aquel momento de desesperación.
Estuvo 12 horas encerrada
Constanza es otra de las víctimas. Ella tomó su taxi a eso de las 1 de la tarde y estuvo retenida hasta las 1 de la madrugada, donde fue asaltada y gracias a sus conocimientos en psicología, logró evitar lo que pudo haber sido una terrible tragedia.
"Tomo un taxi para regresar a mi casa y el primero que vi fue el de esta persona. En vez de seguir por la calle, se fue hacia abajo de la carretera por la autopista. Se detuvo en el puente. Ahí dije que me va a saltar. Efectivamente, no quiero que hagas ninguna escena, esto es un asalto, tengo un cuchillo. Haces cualquier cosa y te lo clavo. Me pidió el anillo de boda y de compromiso", relata la mujer.
Pasaban las horas y le fue sacando dinero. Haciéndose de noche, el dinero no bastó y manifestó sus intenciones de abusar de ella, que quería llevarla a un hotel. Ahí Constanza se desespera y comienza a llorar, por lo que él se puso agresivo con ella.
Ante su reacción, Constanza piensa un poco las cosas: "Respiré y le pedí perdón por asustarme. Le propuse ir a la casa de su amigo y me dijo que sí, le cambió inmediatamente el rostro. Lo describiría como alguien violento, muy listo, que sabe cómo tener las cosas a su favor".
El violador y la religión
Constanza entró en el juego y llegó a saber cosas del presunto violador, tal como su acercamiento a la religión y los motivos por los que asaltaba y violaba mujeres: "Empecé a platicarle cosas asociadas a la fe y en tres ocasiones, estuvo a punto de soltarme. Cuando estaba a punto de bajarme, se arrepentía, porque al bajar, no serás más mi amiga, me decía".
"Se justificaba con la religión. Me decía 'yo sé lo que hago está mal, pero lo hago por mi familia. Necesitamos dinero'. Yo le respondía: 'Tú eres listo, tú sabes que lo que haces lo planificas. Ya estaba en tu cabeza. Ojalá sea la última persona con la que lo hagas' y me decía que no sabía cómo cambiar".
La última vez que quiso sacar dinero de las tarjetas de Constanza, fue cuando ella tuvo la oportunidad perfecta para escapar. Es un descuido del hombre, alcanzó a salir y se refugió en un auto de una familia, quienes la ayudaron a ir hasta la policía.
Juicio contra el violador
El OS9 de Carabineros y la Fiscalía Centro Norte lo tenían identificado, ya que se repetían el mismo tipo de denuncias y con características similares, lo que permitió crear un perfil del presunto violador.
"Es un sujeto peligroso, que planifica y premedita todos sus delitos. Existe un ensayo, existe incluso la cooperación de terceros. No es un delincuente común", lo describió la teniente Javiera García, del OS9 de Carabineros. Equipo de Labocar encontraron huellas genéticas en el taxi que pertenecían a Moya y a las víctimas, lo que permitió vincular los delitos.
Para el próximo 30 de mayo está estipulado que sea el juicio contra este "violador serial". Las víctimas y también la Fiscalía esperan que sea condenado a cadena perpetua.
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