Exintegrante de Gondwana y su "calvario" en Santiago 1: "En la cárcel es más fácil entrar pasta base que una Biblia"
Dago Pérez, exintegrante de la banda chilena Gondwana, alcanzó a estar tan solo 12 días en la cárcel de Santiago 1, lo que catalogó como un "calvario". Ahora cumplirá arresto domiciliario total tras la decisión del Juzgado de Garantía de Puente Alto de revocar la prisión preventiva.
Esta decisión fue tomada luego de que su abogado Pablo Villar pudo entregar a la justicia una serie de imágenes que confirmaban que Pérez utilizaba la marihuana para desempeñarse como naturópata y sacerdote.
Cabe recordar que Dago Pérez fue imputado por tráfico de drogas y cultivo de marihuana, quedando en prisión preventiva desde el pasado 26 de febrero.
Experiencia en la cárcel
Pérez cuenta que estuvo recluido en una celda de 2x3, donde se supone van dos personas, pero convivían 12 reclusos. Luego, este número se redujo a seis, pero seguían siendo condiciones deplorables. Fue ahí donde se contagió de Covid, estando hospitalizado gran parte de su paso por la cárcel.
El sacerdote tenía permitido usar sus dreadlocks, vestimenta y también sus objetos para seguir practicando su fe. Sin embargo, asegura que se los entregaron demasiado tarde.
"En la cárcel es más fácil entrar pasta base que una Biblia. Pero, con o sin instrumentos, uno tiene que tener la fe en alto. Aunque es inexplicable que entren cigarros y que el tam, mi gorro santo, no pueda estar dentro", revela Pérez a LUN, contando que sus instrumentos apenas llegaron este miércoles.
"Todo era cemento o fierros"
Con relación a su comida, dice que no cumplieron. "Nunca me llegó mi alimentación, solamente adaptaron la que les dan a todos. Solo me quitaban la carne y estuve los tres primeros días sin comer", asegura.
De dormir, poco y nada. Cuenta que se pasaba las noches vomitando, además de que en las celdas no había colchones, confort, mascarillas, nada: "Todo era cemento o fierros. Lo más que podía dormir eran dos o tres horas".
Un calvario
Los doce días que pasó en la cárcel asegura que fueron un "calvario" y describe las cárceles de Chile como un "campo de concentración".
"A mí me amenazaban todos los días con cortarme las rastas. Se viven condiciones inhumanas y que resultan en un mayor odio y resentimiento social por parte de los reos. Todo lo contrario al objetivo de disminuir los delitos", critica Dago.
Trato con los reclusos
Gran diferencia fue su relación con los reclusos, relata el sacerdote. Asegura que lo trataron con "respeto y cariño" y que ellos fueron los únicos que respetaron sus creencias y vestimenta.
"La última noche que estuve en el módulo 14, como ya había interiorizado con esos reos, hicimos una oración rastafari porque ellos me lo pidieron. Fue una vibración muy potente", detalla.
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