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Caso Ámbar: El macabro crimen previo por el que Hugo Bustamante fue apodado como el "asesino del tambor"

Este martes 26 de octubre inicia el juicio contra Hugo Bustamante y Denisse Llanos, los respectivos padrastro y madre de Ámbar Cornejo, y presuntos responsables del asesinato de la joven en Villa Alemana.

A más de un año de la desaparición y posterior muerte de la adolescente de 16 años, ambos están acusados por los delitos de violación con homicidio y violación con femicidio. Sobre él también pesa el delito de inhumación ilegal, pues el cuerpo de la víctima fue encontrado bajo tierra.

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Hugo Bustamante Pérez no es un nombre desconocido para la justicia chilena, pues su conducta antisocial data desde fines de la década de los '80. En apenas tres años, entre 1987 y 1989, protagonizó 19 delitos relacionados con el hurto.

Un informe psiquiátrico, elaborado el 8 de noviembre de 1992, realiza un crudo análisis sobre él: "tiende a la justificación desenfadada, a manipular y utilizar a las personas y situaciones que se le presenten. Antes de retirarse, al dar por finalizada la entrevista, tiene el descaro de pedir un informe favorable su causa. Tiene una personalidad psicopática antisocial".

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Pero fue en 2005 cuando alcanzó fama criminal tras ser condenado por un doble homicidio. A partir de ese delito se le adjudicó el apodo de "Asesino del tambor", el cual deriva de una historia macabra que estremeció al país.

La historia del estremecedor crimen

Año 2005 y Hugo Bustamante cumple su condena de cárcel tras los reiterados robos que cometió. Intenta iniciar una nueva vida como vendedor de frutas y verduras, dejando atrás un pasado marcado por el alcoholismo y las drogas.

Parece ser que por fin encontró su rumbo, tanto así que conoce a Verónica Vásquez, una dedicada educadora de párvulos que no había tenido oportunidades en el amor, excepto una expareja con la que tuvo un hijo.

 

Verónica Vásquez y su hijo (Archivo)

 

Ambos inician una relación amorosa, en la que Hugo intenta tomar la figura de padre del menor. Verónica está feliz, cree que está formando una familia que tardó en llegar a su vida y que encontró al complemento perfecto para criar a su hijo.

Pese a que simula serlo, la relación entre ambos no es perfecta y está llena de infidelidades por parte de él. Suele visitar a trabajadoras sexuales con el poco dinero que gana, lo que prontamente será razón para solicitarle préstamos a su pareja.

El calvario de Verónica

La fachada de Bustamante, en la que personifica a un hombre preocupado de la mantención y gastos del hogar, comienza a decaer. Verónica, fiel a su estilo servicial, cae en las mentiras del sujeto y le presta dinero ante la insistencia de su pareja.

Pero al comienzo la idea genera dudas, porque la propuesta es vender la casa y comprar una más pequeña que quede a nombre de él, lo que facilitaría la solicitud de un crédito en el banco. Fueron varias negativas, por lo que Bustamante libera toda su furia, provocándole golpes y maltratos a Verónica.

Sus amigas le piden que lo abandone, que es un hombre violento que no tiene solución. Ella les responde que no quiere estar sola y está convencida de que puede cambiar su violenta forma de ser.

Bohemia, mujeres y drogas

Con el dinero de la venta, el hombre instala un negocio en la entrada del hogar, con el que pretende financiar los gastos de la familia. Al mismo tiempo, la educadora de párvulos se entera de que Bustamante estuvo preso y confirma sus sospechas de que él estaba emparejado solo por interés, no por amor. 

El dinero de la venta del hogar y los ingresos de su nuevo puesto de comerciante se gastan en los "lujos" del sujeto: bohemia, mujeres y drogas. No le importa que gran parte de sus ganancias pertenecen a Verónica, porque su objetivo es extraerle todos los recursos a su mujer.

La macabra muerte y el origen del "Asesino del tambor"

El negocio de Hugo no toma vuelo, razón por la que le propone a Verónica que se muden al norte. Si algo tiene el expresidiario es el poder de convencerla, a pesar de todas las desventajas que le significan a ella. La casa recién comprada es vendida para financiar la mudanza.  

La frustración por desconocer el paradero del dinero lleva a Bustamante a un nivel de violencia macabro: agarra por el cuello a Verónica, la azota contra el suelo y la ahorca hasta quitarle la vida. El hijo escucha los jadeos de su madre y decida ver lo que ocurre, pero también es asesinado por el hombre.

Tras cometer el crimen, con total frialdad agarra un bastón y golpea ambos restos inertes hasta quebrar el último de sus huesos.

Los envuelve en bolsas de basura y entra en escena el tambor que lo hizo un famoso criminal. Inserta los cadáveres de Verónica y del niño en el recipiente, quebrando algunas articulaciones para facilitar el proceso.

Cuando encontró los millones de pesos por la venta del hogar, Hugo se cambia a una casa que posee un amplio patio. Hasta ahí lleva el tambor que contiene a las víctimas, el que emana una putrefacción que ni él mismo soporta.

La solución que encuentra es enterrar el barril. Era un "crimen perfecto" si no hubiese sido por el entrometimiento de un vecino, quien denunció a la policía el insoportable olor.

 

El tambor utilizado para esconder los cuerpos (archivo)
El tambor utilizado para esconder los cuerpos (archivo)

 

Los uniformados llegaron a la casa en cuestión y perciben que la tierra del patio está suelta, como si alguien la hubiese removido. Entonces, comienzan a cavar hasta que dan con el barril. Fue así como Bustamante es detenido y luego condenado por doble homicidio.

"¿Explotaré nuevamente?"

La historia de Hugo llegó al programa "Mea Culpa", conducido por Carlos Pinto. Al final del capítulo respectivo, Bustamante participa en una entrevista, en donde realizó una impactante declaración.

—¿Si quedaras en libertad, podrías volver a cometer el mismo delito?—, le consulta Pinto.

—Lo he pensado, también me lo he cuestionado y lo he analizado. A ciencia cierta, no tengo respuesta. No podría decirle "no", es imposible que volviera yo a vivir una situación tan parecida. Pienso que no, pero también digo "en un momento determinado exploté de esta manera. Si frente a ciertos tipos de situaciones, ¿explotaré nuevamente?"responde Bustamante.

"Eso sí que es angustiante, porque con eso uno se demuestra que no se conoce a sí mismo", agregó el sujeto, sin ninguna reacción en su rostro.

"Yo no soy dueño del destino"

Volviendo al caso de Ámbar, según señala la investigación y los propios cercanos de la víctima, la joven conocía el pasado de Hugo y por eso estaba en contra de la relación con su madre, Denisse Llanos.

El día de su desaparición, ella fue hasta el hogar de ambos en Villa Alemana a retirar la pensión alimenticia que pagaba su padre, pero la visita habría derivado en una fuerte discusión entre los tres, finalizando con la muerte de la adolescente.

Bustamante siempre consideró la posibilidad de que volvería a asesinar en un futuro. En 2016, mientras cumplía libertad condicional otorgada por la Corte de Apelaciones de Valparaíso, entregó un brutal relato en una entrevista.

"Una vez la psicóloga de la cárcel me preguntó: '¿tú crees que volverías a hacer lo mismo?' Yo le contesté: la respuesta no la tengo. Cada persona reacciona dependiendo del lugar que está y la situación que vive. Le dije que no tengo la intención hacer lo que hice y no me gustaría pasar lo mismo otra vez. Pero yo no podría asegurarle a usted que no lo haría, porque yo no soy dueño del destino".

Sus recientes confesiones de un doble asesinato en 1996

En el marco de una investigación periodística, Hugo Bustamante reveló el doble asesinato de una madre y su hijo en 1996; es decir, casi una década antes de adjudicarse el seudónimo de "Asesino del tambor".

Mientras está recluido en un centro penitenciario de Rancagua, el sujeto identificó a sus víctimas como Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez, cuyos cuerpos estarían enterrados en la misma vivienda en que fue encontrado el cuerpo de Ámbar Cornejo en Villa Alemana.

Desde el mediodía de este viernes 7 de junio de 2024, la Brigada de Homicidios de la PDI está realizando diligencias y excavaciones en la propiedad de Bustamante para corroborar su versión de los hechos.