Exagentes de la DINA son condenados por secuestro calificado de estudiante en 1975
¿Qué pasó?
Este miércoles la Corte de Apelaciones de Santiago condenó a 10 años y un día de presidio a los exagentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Pedro Espinoza Bravo, Miguel Krassnoff Martchenko y Rolf Wenderoth Pozo, por su responsabilidad en el delito de secuestro calificado de Humberto Cerda Aparicio.
El fallo unánime elevó la pena de cinco años y un día que el ministro en visita Mario Carroza había establecido en la causa.
Corte de Santiago condena exagentes de la DINA por secuestro calificado de estudiante de radio y TV https://t.co/GQSYo8VacW pic.twitter.com/dj2vuPaQbX
— Poder Judicial Chile (@PJudicialChile) February 5, 2020
El fallo
En el fallo, la corte indica que: "de la manera referida esta Corte se hace cargo del informe del Señor Fiscal judicial, discrepando del mismo en cuanto descarta la concurrencia de la atenuante de responsabilidad penal de la irreprochable conducta anterior y como consecuencia de ello la aplicación de una mayor pena, que fija en los diez años y un día de presidio mayor en su grado medio más accesorias correspondientes".
Los hechos
En la etapa de investigación el ministro Carroza logró establecer que alrededor de las 08:00 horas de febrero de 1975, "Humberto Patricio Cerda Aparicio, de 20 años de edad, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), estudiante de radio y televisión del Instituto de Electrónica 'Gamma', es privado de libertad en la vía pública por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), cuando se trasladaba desde el instituto a su domicilio, sin que existiese orden emanada de autoridad legítima y competente que la justificase".
De acuerdo a Carroza, el estudiante fue "trasladado hasta el recinto de Villa Grimaldi o Cuartel Terranova, centro de encierro y tortura de este organismo de inteligencia, donde se le mantuvo privado de libertad sin derecho ni orden legal, que lo justificase, encierro que pudo comprobarse por declaraciones de testigos que no solo le vieron o supieron de su existencia en el lugar, sino que también lograron comunicarse con él en el cautiverio, ignorándose desde fines de febrero su paradero, así como la suerte que haya corrido tanto física como psíquicamente, sin tener noticias de él ni tampoco documento en que conste su defunción".
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