Iglesia pide perdón a monja que denunció abusos sexuales
La Conferencia Episcopal pidió este martes perdón a Consuelo Gómez, la monja que denunció abusos sexuales y psicológicos, durante su participación en la Congregación de Hermanas del Buen Samaritano, por no estar "a la altura" del caso e instruyó una investigación canónica.
El desgarrador relato de la monja, que incluye abusos sexuales en España, se suma a la ola de denuncias que este año pusieron al clero en el ojo de la tormenta, obligando al Papa Francisco a reunirse con todos los obispos locales en el Vaticano y exigirles una profunda reestructuración.
"Manifestamos con dolor que conocíamos el relato de los graves hechos ocurridos al interior de nuestra comunidad religiosa, las medidas que tomamos y la actitud que tuvimos entonces no estuvieron a la altura de nuestra misión y vocación", señala la misiva difundida por la Conferencia Episcopal de Chile.
Las Hermanas pidieron "perdón" a la exmonja que ingresó a los 18 años a la congregación y tras un periplo que incluyó estadías en España y México abandonó a las religiosas en 2017.
Gómez relató a abusos que incluyeron trabajo extremo, falta de atención médica, políticas de aislamiento, que la llevaron a sufrir depresión.
"Fui abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior a mí, varias y repetidas veces. Y todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo", dijo Gómez.
En 2013 fue trasladada a la nunciatura chilena, donde recibió tratamiento psiquiátrico por depresión severa y trastorno de estrés postraumático. También relató su experiencia a un nuncio, sin obtener respuestas.
Tras hacerse público su relato, la congregación reaccionó con el pedido de perdón y anunció que iniciará una investigación canónica.
La exreligiosa cuenta con el apoyo de la Fundación para la Confianza, fundada por víctimas del cura Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abusos cometidos en los años 80 y 90.
Francisco admitió haber incurrido en "graves equivocaciones de valoración" en casos de abusos en el país y recriminó a los obispos por el manejo de las denuncias, llevando a la renuncia a los jerarcas, que se mantienen en el cargo a la espera de la decisión final del papa.
“Todo lo que se pueda hacer contra los obispos es poco. Yo los metería a la cárcel. Son todos una pila de mentirosos, sinvergüenzas e hipócritas”, consideró la exmonja.