"Frustración y rabia": Estuvo dos años bajo tratamiento, pero en realidad fue mal diagnosticada y nunca tuvo cáncer
Durante dos años, Megan Royle vivió con la idea de que tenía cáncer de piel. La maquilladora teatral del Reino Unido recibió una serie de invasivos tratamientos para enfrentar la enfermedad, pero dos años después de su diagnóstico, y por accidente, supo que realmente nunca padeció algún tipo de cáncer.
La joven de 33 años debió ser compensada por los servicios de salud del país, por los daños psicológicos que resultaron del extraño suceso.
Supuestamente tenía un melanoma
En el año 2021, Megan Royle fue derivado por un médico general a un dermatólogo por un lunar en la parte superior de su brazo, en el que había notado unos cambios como comezón, un aumento en el tamaño y costras a su alrededor, reportan en Indy 100.
Después de obtener una biopsia, los médicos del Hospital The Royal Marsden en Londres la diagnosticaron con un melanoma, una de las formas más peligrosas de cáncer a la piel.
“Cuando me dijeron por primera vez que tenía cáncer y que necesitaba cirugía para extirparlo y un tratamiento que podría repercutir en mi fertilidad, mi planteamiento fue simplemente decir: ‘Sí, hagamos lo que tenemos que hacer’”, explicó a medios internacionales.
A pesar de que, según Royle, en el minuto no pensó en sus deseos de convertirse en madre, decidió, adicionalmente, someterse a un tratamiento de fertilidad que le permitiera congelar sus óvulos.
Una cirugía y nueve sesiones de inmunoterapia más tarde, Royle fue informada de que oficialmente estaba libre de la enfermedad.
“Frustración y rabia”
Gracias al positivo resultado que recibió, la joven decidió dejar la ciudad y mudarse al norte del país, pero con su traslado, también fue enviada su información médica a la nueva localidad que habitaba.
Fue en ese momento que personal del Este de Yorkshire revisó sus informes médicos y descubrió que había sido mal diagnosticada y que jamás estuvo enferma.
Una vez que recibió la información, le tomó “un tiempo asumirlo”, confesó, e incluso hubo un periodo posterior en el que no estuvo “en un buen momento... por extraño que parezca”, admitió.
"Uno pensaría que la emoción inmediata sería el alivio, y en cierto sentido lo fue, pero yo diría que las emociones mayores fueron la frustración y la rabia”, añadió.
Tras el caso, la joven decidió demandar la negligencia médica cometida por el hospital, y ya recibió una compensación, por el significativo impacto en su salud física y psicológica que resultó de este suceso.
“Deseamos ofrecer nuestras más sinceras disculpas a Megan Royle por la angustia causada por su experiencia en nuestro centro y nos complace que se haya llegado a un acuerdo”, declaró un vocero de la Fundación Royal Marsden del Servicio Nacional de Salud británico (NHS, por sus siglas en inglés).
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