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Era fans de Jeffrey Dahmer: "El canibal de la ballesta" mataba a prostitutas porque le recordaban a su madre

La historia de Stephen Griffiths perfila para una serie de streaming. Al tener como ídolo a Jeffrey Dahmer, “El carnicero de Milwaukee”, el guión es fácil de imaginar. El hombre nacido en Inglaterra tiene un pasado igual de oscuro que el de Dahmer.

Antes de admitir tres homicidios en una corte y presumir que sus víctimas son más, Griffiths quiso llamarse “El caníbal de la ballesta”.

Acudió al juzgado luego de que un guardia descubriera uno de sus crímenes, una noche de mayo de 2010: Golpeó a una mujer y luego le lanzó una flecha en el cráneo.

“El caníbal de la ballesta”, un criminólogo obsesionado con asesinos seriales

Los antecedentes criminales de Stephen Griffiths están en su adolescencia. A los 16 años acuchilló a un empleado de un supermercado. Recibió condena de tres años de cárcel y, supuestamente, en ese tiempo fantaseaba con ser un asesino serial.

Mucho antes, de niño, era un obsesionado disecador de animales, a los que previamente torturaba. La única supervisión que tuvo fue la de los funcionarios del orfanato donde creció junto a sus hermanos.

Tras salir de la cárcel, Griffiths terminó sus estudios básicos para ingresar a la Universidad de Leeds, donde estudió Psicología; luego, fue al Bradford College para obtener un doctorado en Criminología.

En su casa tenía un museo con fotos de 50 asesinos seriales. Los amigos que lo visitaron pensaron que la especie de habitación formaba parte de su ritual de estudios.

Entre esos retratos, estaba el de Jeffrey Dahmer, quien asesinó a más de una decena de hombres en Estados Unidos y, además, comió sus partes. Griffiths tenía una particular afición por él.

Más de tres crímenes

El caso por el que descubrieron a Stephen Griffiths ocurrió el 21 de mayo. Las cámaras de seguridad del edificio donde vivía grabaron el momento en que golpeó a Suzanne Blamires y luego le disparó una flecha con una ballesta.

Un momento de ocio bastó para que el vigilante lo descubriera. Resulta que para distraerse, el hombre decidió mirar las grabaciones de las cámaras. Al ver el crimen, no dudó en llamar a la policía, que tres días después lo detuvo.

“El caníbal de la ballesta” confesó sin titubear el crimen. De igual forma, asumió el homicidio de dos prostitutas: Una de 43 años en 2009 y otra de 31 en abril de 2010; un mes antes del asesinato de Blamires.

Como parte de su declaración, asumió odiar a todas las prostitutas, pues su madre lo fue y ella lo separó de su padre. Además, declaró que cortó algunas partes del cuerpo de sus víctimas para cocinarlas y comerlas. A veces las consumía crudas.

Griffiths atraía a sus víctimas con dinero y drogas. En 2010, la BBC de Londres publicó que el hombre es un criminal que calza con el tipo de asesino minucioso y con el de desorganizado, por el hecho de que dejó huellas en el homicidio que fue grabado.