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Fue de paseo con su esposo e hijo a un parque, pero la mordió una de las serpientes más venenosas de Australia

  • Por Ana María Lizana

Megan Brouwer, de 36 años, se encontraba con su esposo y su hijo de cinco años en el parque Nacional Karijini, Australia, cuando una serpiente venenosa se abalanzó sobre ella y la mordió. Pese a que logró sobrevivir, la espera se prolongó por 7 horas.

La madre esperó al menos siete horas para que la llevaran a un lugar seguro después de que la serpiente más venenosa de Australia la mordiera mientras caminaba junto a su familia.

Los equipos de rescate y los servicios de emergencia tardaron horas en sacarla del fondo de uno de los desfiladeros más empinados de Australia Occidental y llevarla a un lugar seguro.

"¡Serpiente!"

La familia había recorrido gran parte del Knox Gorge, ubicado en el mismo parque, cuando el esposo de la mujer gritó "¡serpiente!".

Ante ello, relata que se dio cuenta de que estaba en peligro por una razón: la voz de su marido. "Supe por la forma en que lo gritó que estaba sobre mí o muy cerca de mí", señaló la australiana en conversación con ABC News.

Tras ello, cuenta que “salté frenéticamente por un momento y luego lo vi por el rabillo del ojo, deslizándose hacia mí”, pero ya era demasiado tarde: cuando se miró las piernas, vio sangre que salía a través de una herida.

Un médico estaba cerca

Para milagro de Megan, un médico andaba en el mismo sendero que ella, por lo que rápidamente la socorrió y le vendó la mordedura.

Además, él llevaba un botiquín que contenía un teléfono satelital, por lo que pudo hacer una llamada a los servicios de emergencia y así pedir ayuda. Pese a que la mujer también tenía uno, solo el del médico conectó luego de que debió ir hasta la cima para alcanzar señal.

Una travesía de terror

Los guardabosques de Karijini, la policía local, el Servicio de Emergencia del Estado y los voluntarios de St. John Ambulance tardaron siete horas para llevar a Megan y a su familia al hospital más cercano.

Atada a una camilla, fue trasladada a través de charcos de agua y angostos caminos bordeados por docenas de rocas sueltas, que hacían peligrar el recorrido.

Esta experiencia la catalogó como "como algo que nunca antes había experimentado", más por su peligrosidad y la demora hasta el recinto asistencial.

"El camino en sí era bastante estrecho al borde del acantilado, y maniobrar una camilla alrededor de los árboles y subir por la pared del acantilado me daba bastante miedo", confesó.

"También hubo algunas cosas inesperadas como nidos de avispas y muchas rocas sueltas, por lo que mantener el equilibrio fue muy, muy importante", agregó.

Mordedura seca

Para fortuna de Brouwer, no le inyectó veneno porque se trató de una “mordida seca”, pese a haber sido atacada por una serpiente sumamente venenosa.

“Estoy bien. Sé mucho más sobre serpientes y sé cuál es la mejor manera de estar preparado cuando vas de excursión a lugares muy remotos".

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