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"Se los conoce por su crueldad": Los "kadyrovtsy", las milicias chechenas que luchan junto al ejército ruso en Ucrania

  • Por AFP

Prisioneros arrodillados entre cuerpos sin vida, disparos en todas direcciones: El canal de Telegram del dirigente checheno Ramzan Kadyrov es un diario de las acciones de los "kadyrovtsy", las milicias chechenas de siniestra fama que luchan junto al ejército ruso en Ucrania.

En lo que llama su lucha contra "los nazis de Kiev", el hombre fuerte de Chechenia no escatima en elogios a la "bravura" de sus tropas, presentes desde Mariúpol, la ciudad martirizada por los rusos en el mar de Azov (sur), hasta los territorios separatistas prorrusos del este de Ucrania.

Kadyrov, hijo de un independentista checheno que se cambió al bando ruso, apareció en una foto el mes pasado rodeado de una treintena de hombres armados, en lo que según él era Mariúpol.

Apoyado por el presidente ruso Vladimir Putin y acusado en numerosas ocasiones de violaciones graves de derechos humanos, Kadyrov afirmó haber encontrado y "castigado" con sus propias manos a un ucraniano que había "torturado" a un ruso.

Sus hombres se muestran a menudo con sus "presas": soldados ucranianos heridos y cubiertos de sangre.

Todas esas imágenes están a la altura de la reputación que los "kadyrovtsy" se forjaron en los teatros de operaciones, desde Chechenia a Siria, pasando por Ucrania en 2014.

En la "guerra sicológica" en curso "el anuncio de la entrada en combate de las tropas de Kadyrov, y la propaganda que los rodea, suponen un arma para desestabilizar al enemigo", asegura Aurelie Campana, especialista de Rusia y de violencia política de la Universidad de Laval (Canadá).

"Alimentar el miedo"

"Se los conoce por su crueldad (...) Por lo que hablar del uso de tropas chechenas sirve para alimentar el miedo entre la población ucraniana", añade Campana en un análisis para el medio The Conversation.

Al principio de la ofensiva, cuando Putin aún apostaba por la rápida caída del presidente Volodimir Zelenski, corría el rumor de que la misión de los chechenos era acabar con el dirigente ucraniano.

Ramzan Kadyrov, que gobierna con puño de hierro Chechenia, una entidad de la Federación de Rusia, afirmó en ese momento que Zelenski sería pronto "el expresidente de Ucrania".

Desde entonces, el presidente ucraniano se convirtió en un símbolo de la resistencia de todo un pueblo, desafiando cada día a Putin con sus intervenciones en las redes sociales, terreno donde también sus simpatizantes aprovechan para ridiculizar a los "kadyrovtsy".

Aunque Kadyrov afirma que sus fuerzas llegan a un millar, para el politólogo ruso Alexéi Malashenko, especialista del islam, "nadie puede saber cuántos chechenos combaten en Ucrania, ni dónde están exactamente".

Además, también hay chechenos luchando en el bando ucraniano.

Estas milicias están sobre todo ocupadas en el mantenimiento del orden público, lo que amplificó su imagen de brutalidad y arbitrariedad, pero su valor en esta guerra todavía no está probado.

Kadyrov anunció con gran pompa la toma por sus hombres de la alcaldía de Mariúpol, pero en un video publicado poco después solo se veía cómo se apoderaban de un edificio secundario de la administración.

"Kadyrov participa en la operación en Ucrania como muestra de que es completamente leal a Putin, y para mantener su influencia. Para él es publicidad personal", afirma el politólogo ruso Konstantin Kalachev.

"Disciplinar a los rusos"

Kadyrov es el principal sospechoso de los asesinatos de algunos opositores del Kremlin, como Boris Nemtsov y la periodista crítica del poder Anna Politkóvskaya.

El comandante de las fuerzas chechenas en Mariúpol, Ruslan Gueremeyev (que fue herido a finales de marzo), es uno de los sospechosos de haber organizado el asesinato de Nemtsov en 2015.

En Ucrania, los "kadyrovtsy" podrían ser usados como fuerza de apoyo para acabar con la resistencia, incluso dentro del ejército ruso, como ya hicieron en 2014 con algunos separatistas prorrusos disidentes.

"La experiencia de las tropas de Kadyrov podría ser una ventaja, no solo para acabar localmente con la resistencia ucraniana, sino también para disciplinar a las tropas rusas y sus aliados", afirma Campana.

Pero los hombres de Kadyrov no gozan de una imagen unánime en Moscú, algunos los ven como los herederos de los separatistas que hicieron pagar caro a Rusia la guerra de Chechenia, donde tuvieron que arrasar Grozni, la capital, como ocurrió con Mariúpol ahora.

"Sin embargo, Putin confía totalmente en ellos. Kadyrov siempre se presenta como el 'soldado' de Putin. Su participación en Ucrania es un éxito personal para él", considera Malashenko.