Descubren al asesino de una niña violada y estrangulada hace 58 años: Un estudiante de 20 ayudó a resolver el caso
El cuarto caso sin resolver más antiguo de Estados Unidos se aclaró casi 60 años después. Tras una larga búsqueda y décadas clamando justicia, la familia de la pequeña Marise Chiverella logró conocer la identidad del asesino que acabó con su vida cuando apenas tenía nueve años.
El hecho consternó a los habitantes de Hazleton, una pequeña ciudad del estado de Pensilvania, ubicada al noreste del país. El 18 de marzo de 1964, la niña desapareció camino a la escuela. No pasó mucho tiempo para que su cuerpo fuera hallado sin vida y con signos de violencia y abuso sexual en un pozo de basura.
Así dieron con la identidad del asesino de Marise Chiverella
El teniente de la policía estatal de Pensilvania, Devon Brutosky, explicó los detalles de la investigación en una rueda de prensa difundida por CNN. El funcionario comentó que el cuerpo policial fundado en 1905 llevaba investigando el caso la mitad de su existencia.
El caso se mantuvo en “stand by” hasta 2007, cuando el laboratorio pudo desarrollar el perfil del sospechoso utilizando el líquido que quedó en la chaqueta de Chiverella. La policía esperaba que esta fuera la oportunidad en el caso que necesitaban, pero no arrojó ninguna coincidencia con la base de datos que tenían.
Fue finalmente en el año 2020, cuando usando nuevas tecnologías, con la ayuda del ADN y la experiencia en genealogía de un estudiante de 20 años, comenzaron a rastrear el árbol genealógico de la niña. Ahora, casi 60 años después del horrendo asesinato, lograron identificar al verdugo como James Paul Forte.
“Nos proporcionaron los nombres de familiares que estaban dispersos por todo el país y, con la cooperación de familiares, se determinó que se trata de un pariente lejano, probablemente, un primo sexto de la niña con antecedentes de agresión sexual que murió por causas naturales en 1980 cuando tenía 38 años”, detalló la policía.
“Ella era dulce y quería ser monja”
Los hermanos aún tienen presente los recuerdos de Marise Chiverell. La describieron como una niña dulce y tranquila que aspiraba a convertirse en monja y también sentía pasión por la música.
"Nuestra familia siempre sentirá el vacío y el dolor de su ausencia. Siempre seguiremos preguntándonos qué hubiera sido o pudiera haber sido", dijo Carmen Marie Radtke, hermana de Marise.
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