Le confesó a su familia antes de morir que era un fugitivo desde hace 50 años y que su identidad no era real
Un padre de familia y vecino ejemplar mantuvo oculto su verdadero pasado durante 50 años, hasta que decidió revelar sus secretos en su lecho de muerte, tras padecer un cáncer al pulmón.
Su nombre, o al menos el que se le conocía, era Thomas Randele, un ciudadano de Boston, Estados Unidos, que, a ojos de todo el mundo, era una persona educada, amable, respetable y querible.
Sin embargo, poco antes de fallecer a los 71 años en marzo de 2020, se sintió en la obligación de confesarle a su esposa e hija la verdad de su pasado, tras cometer un grave delito de cuya justicia logró zafar.
Su pasado
De acuerdo al medio Infobae, el nombre real de Thomas era Ted Conrad, y así figura en los archivos policiales, ya que durante más de medio siglo había sido un fugitivo tras huir de la justicia por cometer uno de los mayores atracos de la historia de Cleveland.
Con solo 20 años, Ted había ingresado a un banco para robar un botín de 215.000 dólares (más de 183 millones de pesos chilenos) -el equivalente hoy a 1.600.000 dólares (más de 1.363 millones de pesos). Después, desapareció sin dejar rastro durante 50 años.
El millonario robo
El hecho ocurrió en 1969, cuando Conrad comenzó a trabajar como cajero en el Society National Bank. Allí se dio cuenta de que las medidas de seguridad de la cámara acorazada eran bastante endebles y que sería muy fácil robar el dinero y huir.
Un día después de cumplir dos décadas, el cajero llevó a cabo su plan. Pese a su juventud y su nula experiencia como atracador, no dejó cabos sueltos. Cuando el banco se percató del robo, ya era demasiado tarde, Conrad había cruzado varios estados sin que nadie lo capturara.
Tras dar el golpe, Ted le escribió una carta a su novia de ese entonces, en donde le explicaba que volvería a Cleveland cuando prescribiera el plazo para presentar la demanda. Sin embargo, las autoridades lograron acusarle y nunca pudo regresar a su hogar.
Es por ello que decidió instalarse en Boston, lugar en donde creó una nueva identidad: Thomas Randele. Cortó comunicación con su familia y posteriormente se casó y tuvo una hija. Encontró trabajo en un club de campo y con el tiempo fue ascendido a gerente, para luego convertirse en vendedor de autos.
Pese a que la verdad salió a la luz tras su muerte, el hecho no cambió el concepto positivo que sus cercanos tenían de él. "Era simplemente un alma gentil, ya sabes, muy educado, muy bien hablado”, contó Jerry Healy, excompañero de trabajo de Randele, a la cadena Fox.
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