La infame historia de un padre que inyectó sangre infectada con VIH a su hijo para no pagar manutención
Brryan Jackson, un conferencista y motivador basado en Missouri, Estados Unidos, sobrevivió para contar su insólita historia: su padre, Bryan Stewart, le inyectó sangre infectada con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), cuando tenía menos de un año de edad, para no tener que pagar su manutención.
“Cuando nací, mi padre estaba realmente emocionado, pero todo cambió cuando se fue a la Operación Tormenta del Desierto (Guerra del Golfo). Regresó de Arabia Saudita con una actitud completamente diferente hacia mí”, dijo Jackson a la BBC.
El padre de Brryan negó que fuera su hijo y exigió que se hiciera una prueba de ADN para comprobar su paternidad. Luego de un tiempo, se volvió abusivo verbal y físicamente hacia su madre.
Finalmente, Stewart y su esposa se separaron en 1992. La mujer se quedó con la custodia de su hijo, quien además legalmente debía recibir una manutención de su padre. Sin embargo, este carecía del dinero y la voluntad de cuidar al niño.
Cuando peleaban, el padre de Brryan hacía amenazas muy perversas a su esposa. “Solía decir cosas como ‘Tu hijo no va a vivir más allá de los cinco años’ y ‘Cuando te deje no voy a dejar ningún lazo’”, aseguró Jackson.
Guardó la sangre con VIH en su casa
Stewart consiguió un trabajo como analizador de sangre y comenzó a recopilar muestras de sangre infectada con VIH en secreto y las escondió en su casa, de acuerdo a los hallazgos hechos posteriormente por los investigadores.
Brryan sufrió un ataque de asma severo cuando tenía tan solo 11 meses y su madre tuvo que internarlo en un hospital. Mientras el niño reposaba, Stewart apareció en el centro médico y se ofreció a cuidarlo. “Envió a mi mamá a la cafetería a tomar una copa para poder quedarse a solas conmigo”, relató Jackson.
Ella le hizo caso y se fue. En ese momento, el padre tomó la jeringa y le inyectó a su hijo la sangre infectada en el brazo. “Tenía la esperanza de que yo muriera para no tener que pagar la manutención”, agregó.
Su madre regresó y encontró al niño gritando en los brazos de su padre, pero no notaron lo que acababa de ocurrir y, en las semanas siguientes al ataque, la salud de Jackson comenzó a debilitarse rápidamente.
Le diagnosticaron el virus a los cinco años
Durante cuatro años la madre de Jackson intentó conseguir el diagnóstico del niño. No fue hasta 1996, cuando tenía cinco años, que la doctora Linda Steel Green sospechó que “el niño puede tener SIDA”. La enfermedad estaba en una etapa muy avanzada y le dio cinco meses de vida. No obstante, el pequeño logró salir adelante.
“Pasé de tomar 23 pastillas diarias a una y el virus es indetectable en mi cuerpo. Mi recuento de células T subió y tengo un cero por ciento de posibilidades de contagiar el virus”, aseguró Jackson en 2013.
Admitió que decidió añadir una r más a su nombre y cambiar su apellido al de su madre, para que nadie confunda su identidad con la de su padre, quien fue condenado a cadena perpetua en el 2016.
Leer más de