El coronavirus me destrozó la vida y mató a mi padre: médico italiano en terapia intensiva
Para Gianni Zampino, un médico de 40 años de Turín, el coronavirus era “un discurso político, militar, un engaño”. Por ello, lo subestimó, igual que muchos otros en Italia. Pero cuando llegó a su vida, todo cambió: su padre murió y él ahora está en terapia intensiva.
Su testimonio fue difundido por el noticiero Tg1 de la Rai y sirve como expresión de las horas oscuras que vive el país europeo, donde han fallecido más de 2 mil personas por el COVID-19 y se contabilizan más 23 mil infectados hasta el 17 de marzo.
“Personalmente, me destrozó la vida, que hasta hace poco tiempo transcurría tranquilamente. Trabajaba, cuidaba de mi padre y practicaba deporte”, admitió el galeno desde el hospital, donde se le ve con una mascarilla con oxígeno para ayudarlo a respirar.
“Como otros muchos, no di importancia a este virus, pero desgraciadamente ha entrado en mi cuerpo y en mi vida, matando a la persona para mi más querida del mundo: mi padre”, dijo consternado.
“El coronavirus no es un gripe normal”
La historia de Gianni Zampino se hizo viral por su sinceridad y su llamado a la conciencia. “Todavía hoy veo demasiadas personas que se toman este maldito virus a la ligera”, dice y advierte que su vida era normal hace poco.
“Tenía mi trabajo como responsable, cuidaba de mi padre, tenía mis aficiones y hacía mucho deporte. Una vida normal, como la de cualquier persona”, detalló.
Pero, continúa, “este virus entra en tu cuerpo, toma posesión de tus pulmones y vías respiratorias. Lo peor de todo es que es desconocido... ¿Cómo derrotas a un rival que no conoces?”.
Una de las frases más reveladoras de su testimonio se refiere al impacto del coronavirus en el cuerpo: “Todos dicen que es una gripe normal, pero puedo decirte que no es así”.
De hecho, Zampino necesita ayuda mecánica para poder respirar pues todavía no lo puede hacer completamente por sus propios medios.
“Paso las noches con un respirador –admitió–, no puedo dormir. Mi vida ha cambiado radicalmente. Desearía que nadie experimentara el sufrimiento que sentí, porque parece una película de terror, pero desafortunadamente no lo es”.
Por ello, pidió a los italianos una sola cosa: “Quédate en casa, no es un juego”, cree que deben permanecer "sí o sí en sus domicilios para luego no lamentarlo".
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