El criticado primer ministro de Australia visita a los bomberos
¿Qué pasó?
El primer ministro australiano Scott Morrison, criticado por su inercia frente al calentamiento global, visitó este domingo a los bomberos que luchan contra los incendios forestales y se disculpó por haberse ido a Hawái de vacaciones, que acortó por el enfado de la opinión pública.
El jefe del gobierno visitó a los bomberos de Nueva Gales del Sur, donde los voluntarios llevan meses luchando contra incendios mortales.
Morrison lamentó haberse marchado en tales condiciones. "Entiendo que la gente se haya molestado al enterarse de que yo estaba de vacaciones con mi familia mientras sus familias se encontraban bajo un fuerte estrés".
Disculpas del primer ministro
"Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo, sabiendo lo que sé hoy, habríamos tomado otra decisión", declaró.
Cuando se fue las condiciones ya eran difíciles: los incendios habían destruido una superficie equivalente a Bélgica y el humo intoxicaba las grandes ciudades del este, desde Brisbane a Canberra pasando por Sídney. Los australianos se echaron a la calle inmediatamente para protestar y expresaron su desaprobación en las redes sociales.
"Pido disculpas", dijo el líder conservador. "He aprendido lecciones".
"Estoy seguro de que los australianos son imparciales y entienden que cuando haces una promesa a tus hijos, tratas de cumplirla", explicó. Pero "como primer ministro, tenemos otras responsabilidades".
Aunque reconoció una vez más que existe un vínculo entre los incendios y el calentamiento global se negó a modificar la política gubernamental favorable a la industria minera del carbón.
Cada año en primavera y verano hay incendios en el país, pero los climatólogos aseguran que son más intensos y peligrosos debido al calentamiento global.
"Algo nunca visto"
Morrison elogió a los bomberos, que trabajan en condiciones meteorológicas extremas: con la peor ola de calor en el país hasta la fecha, fuertes vientos y una sequía. La gran mayoría son voluntarios y están agotados.
El domingo, un pequeño respiro les dio tiempo para hacer un balance y contener el inmenso incendio que causa estragos en las inmediaciones de Sídney, pero para apagarlo se precisan lluvias intensas.
Se prevén lluvias en algunos lugares martes y miércoles, un regalo de Navidad para muchos. Pero el fin de semana será menos clemente.
Por de pronto los bomberos todavía hacen balance de los destrozos del sábado.
"Hemos visto daños y destrozos considerables", afirmó el jefe de los bomberos de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, quien describió el sábado como "un día horrible". "Lamentablemente prevemos un nuevo balance duro, con estimaciones de que los daños materiales podrían ascender a decenas de edificios", recalcó.
Megaincendio
Según las autoridades, dos incendios al sudoeste de Sídney, ya lo suficientemente grandes de por sí para provocar una tormenta, se unieron y formaron un "megaincendio" a las puertas de la principal ciudad australiana.
Un incendio puede desencadenar una tormenta cuando una columna de humo fría entra en la atmósfera, creando una nube capaz de generar rayos y fuertes vientos.
Los incendios australianos devoraron 30.000 km² de tierras, mataron a por lo menos 10 personas y destruyeron más de 800 casas. Hasta ahora han rozado las áreas densamente pobladas, pero algunas pequeñas ciudades o aldeas se han enfrentado a las llamas.
Emergencia Sanitaria
También han provocado el "estado de emergencia sanitaria" que, según los médicos, afecta a Sídney, envuelta el sábado en una densa niebla.
"Más o menos toda la población de Nueva Gales del Sur está expuesta a un humo prolongado, y como nunca hemos visto antes algo así no sabemos cuál será el resultado final", afirmó a la AFP una de ellos, Kim Loo.
"Probablemente no será obvio durante meses, incluso años", estimó esta activista de la asociación Médicos por el Medio Ambiente.
Los hospitales han constatado un aumento del número de urgencias por golpes de calor y/o problemas respiratorios. Loo asegura que el sistema de salud "no está preparado" para lidiar con los riesgos a los que se exponen los ancianos, los niños o las personas que trabajan en el exterior.
Las autoridades del estado más poblado del país han pedido a estas personas que permanezcan en casa por miedo a que la combinación de la ola de calor y el humo pueda provocar "enfermedades graves, hospitalizaciones e incluso muertos".
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