Descubren que las plantas "gritan, pero no podemos oírlas"
Científicos de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, terminaron con un mito sobre las plantas. No son silenciosas ni indiferentes ante el maltrato o la falta de agua. Como seres vivos, sienten y lo expresan, pero los seres humanos no pueden percibirlo.
En otra frecuencia de sonido, plantas estudiadas con micrófonos especiales emitieron sonidos vinculados con dos estímulos definitivos en esta tesis: El maltrato del corte de una rama o la falta de agua que puede matarlas de sed.
Las evidencias encontradas en la bioacústica de las plantas cambiará, sin duda, el futuro de la agricultura.
Los sonidos se pudieron grabar de forma remota, tanto en cámaras acústicas como en invernaderos de emisiones ultrasónicas a 10 centímetros de distancia de plantas de tabaco y de tomate, dos especies elegidas para el estudio que lideró el profesor Itzhak Khait.
Los resultados tienen lógica, pero no habían podido ser comprobados. Hasta en la ficción cinematográfica se planteó el tema. En la película Harry Potter y la cámara secreta, durante una clase de herbología, las mandrágoras arrancadas de las macetas lloraban. Un “encantamiento” que resultó ser más realidad de imaginación.
"Estos hallazgos pueden alterar la forma en que pensamos sobre el reino vegetal, que hasta ahora se ha considerado casi silencioso", escribieron los científicos en un comunicado en bioRxiv, publicado el 2 de diciembre.
Entre 35 y 25 sonidos por hora fueron captados en plantas de tomate y de tabaco sometidas a sequía, y 15 sonidos por hora para las que se les cortó el tallo.
Cada sonido tenía características diferenciadas y los estudiosos pudieron establecer rangos y variaciones del estrés, de modo que era perfectamente reconocible el efecto que causaba en ellas el corte y la falta de agua, los dos únicos estímulos que se eligieron para el trabajo.
Pero este avance, aunque sorprendente, apenas es la punta del iceberg, porque son los primeros pasos en un mundo poco explorado. La bioacústica de las plantas determinará su comportamiento en caso de temperaturas desfavorables, sustancias salinas o enfermedades.
También hay que saber, si sucede lo mismo con todas las especies, incluso, se deberá estudiar cómo se comportan los insectos que sí escuchan sus señales sonoras y si esto les hace cambiar de ruta para poner sus huevos o comer de ellas.
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