¿Mito o realidad? La historia del supuesto unicornio que Pablo Escobar le regaló a su hija
En marzo de 1976, Pablo Emilio Escobar y María Victoria Henao contrajeron matrimonio y fruto de ese amor, nacieron dos hijos: Juan Pablo y Manuela. Ambos se convirtieron en los consentidos del narcotraficante.
En un video publicado por Jhon Jairo Velásquez (alias "Popeye") en YouTube -que posteriormente fue eliminado-, el exsicario aseguró que “el patrón” daba lo que fuera por ver felices a sus dos retoños, sin importarle el daño que podía provocar a terceros.
De acuerdo a las declaraciones de “Popeye”, en una Navidad, Manuela pidió como regalo un unicornio de verdad. Su padre dijo sí al deseo de su hija, aún sabiendo que estos míticos cabellos no existían.
Según continúa en la historia Velásquez, el narco colombiano mandó a comprar un caballo blanco de pura raza e hizo que le metieran un cuerno brutalmente en la cabeza, ocasionando que el animal muriera a los días. Para peor, Escobar ordenó repetir la acción varias veces para ver a su pequeña feliz.
Foto El País
Hasta hace meses, el escalofriante relato no había sido desmentido por la familia de Escobar, por lo que se había convertido en “realidad” para muchos seguidores de la historia de uno de los narcotraficantes más conocidos en la historia.
“Sí le regaló una yegua”
Sin embargo, en el libro escrito por María Victoria Henao, “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar”, la viuda de Escobar se refirió a este tema desmintiendo totalmente lo relatado por el cruel sicario.
En el libro, Henao explica que en 1989 se celebró el cumpleaños de Manuela en la Hacienda Nápoles. Ese día, Escobar acompañó a la familia solo por unos momentos, ya que para esa época ya estaba huyendo de la justicia. Allí le obsequió una yegua y su cría, quienes eran de color negro.
Foto El Mundo
“Qué locura. Llegaron a afirmar que Pablo ordenó que le clavaran un cacho en la frente a un caballo blanco y que le pegaran alas con grapas para que pareciera un unicornio. También dijeron que el animal había muerto por la infección que le causaron las heridas. No sé de dónde salió ese cuento atroz, pero lo cierto es que jamás sucedió", escribió.
Según escribe la viuda de Escobar, Manuela nunca pudo disfrutar de su yegua porque ellos siempre debían "correr a esconderse", sentencia la mujer.