La llama: Una nueva terapia para los adultos mayores
¿Qué pasó?
Las llamas y las alpacas se están tomando el ámbito de la terapia. Una buena parte de estas están registradas en Pet Partners, un centro de coordinación nacional sin fines de lucro para animales de terapia. Sin embargo, la mayoría son simplemente mascotas de granja familiares cuyos dueños la llevan de vez en cuando a hospitales y centros para ancianos para lograr aliviar el estrés de las personas, según consigna el medio norteamericano The New York Times.
136 kilos pesan estas llamas que estaban caminando por los pasillos de un asilo de ancianos en San Antonio, Texas, donde eran acariciadas por los presentes, quienes aprovecharon de tomarse fotos. En el caso de los adultos mayores que estaban en silla de ruedas, los animales agachaban sus cabezas para ser más sencilla la visita.
Llamas calificadas
Jeff y Carol Rutledge, junto a su hija Zoe, llevaron trece llamas y alpacas a este asilo. Sin embargo, solo tres de ellas aprobaron el examen que se necesita para ser una llama de terapia certificada. Para obtener este permiso, las llamas deben dejarse acariciar por extraños y permanecer tranquilas cuando la gente discute cerca de ellas.
“Buscamos a las que son tranquilas y serenas”, dijo Zoe, quien dio una explicación de cómo su familia elegía a los animales que llevan a centros de vivienda asistida, asilos de ancianos y veteranos, centros de rehabilitación y caminatas en favor de grupos como la Asociación del Síndrome de Down del sur de Texas, una iniciativa que practican desde hace varios años en Estados Unidos.
Una nueva terapia para la relajación
Actualmente, existen decenas de animales que se encuentran en peligro de extinción. Sin embargo, la llama no es uno de ellos y lo mejor de todo es que son de las pocas especies que la gente puede abrazar sin correr ningún tipo de riesgo porque suelen ser muy tranquilas.
“Para algunas personas, los perros son un poco intensos o han tenido malas experiencias con ellos”, explicó Niki Kuklenski al New York Times, que lleva mucho tiempo criando llamas en Bellingham, Washington, y fue una de las primeras en usar a estos animales para fines terapéuticos.
Dijo que sus llamas, sobre todo una hembra llamada Flight, “leen a las personas. Así que cuando ella está en un lugar donde hay alguien muy contento y emocionado de verla, agacha la cabeza para que la abracen”.
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