"El daño ya está hecho": Fake news amplifican el miedo y la confusión en Hong Kong
¿Qué pasó?
Las 'fake news' (noticias falsas) que circulan en Hong Kong, como presuntas masacre o atentados inminentes, están amplificando el miedo y la confusión en este territorio chino, inmerso desde junio en una ola de protestas sin precedentes.
Utilizando medias verdades o videos manipulados, tanto el campo favorable al gobierno de Pekín como el de los manifestantes prodemocracia lanzan su propio mensaje, aunque sea falso.
"El daño ya está hecho"
"De entrada considero que todo es falso hasta que veo fuentes en ambas partes y más de dos agencia de prensa que hablan de lo mismo", dice a la AFP Michael Wu, de 27 años, que vive en Hong Kong.
Según Wu ambos campos viven encerrados en la llamada "cámara de eco", una burbuja informativa en la que solo reciben información de una parte.
"La gente de cada campo solo verifica las fuentes de su propias 'cámaras de eco'", afirma Wu. "Incluso cuando sale la verdad, la gente está dispuesta a creer cualquier noticia falsa que vaya en el sentido de su causa o de su ideología".
Kauyim Media, un grupo de verificación de información con más de 140.000 seguidores en Facebook, asegura que las noticias falsas "están amplificando el miedo el odio y la confusión entre los residentes de Hong Kong".
"El daño ya está hecho y se necesitará mucho tiempo para rectificarlo", dijo Kauyim a la AFP.
Según Masato Kajimoto, una experta en noticias falsas de la Universidad de Hong Kong, la desinformación afecta de manera directa a los hongkoneses, como una reciente falso comunicado sobre el cierre de las escuelas.
En este caso la Oficina de Educación de Hong Kong dijo que era "totalmente inventado", pero según Kajimoto, incluso tras el desmentido, "este tipo de información es confusa y tiene un impacto directo en la vida cotidiana de la gente".
Desconfianza
En un contexto de desconfianza hacia la policía y las autoridades, la gente es más proclive a aceptar la información que va en el sentido de su ideología. "Ahora la policía hace la ley", asegura un manifestante.
"A medida que aumenta la violencia en ambas partes y la gente está más convencida de sus ideas (...) la desinformación que refuerza sus creencias previas se comparte ampliamente", dice a la AFP Nathan Ruser, un investigador del Australian Strategic Policy Institute.
Cuando apareció el cadáver de una niña de 15 años en el puerto de Hong Kong, circuló en internet la información de que su muerte había sido provocada, a pesar de que la policía afirmó que era una muerte "no sospechosa" y que su madre aseguró que se trató de un suicidio.
En noviembre, la muerte de Chow Tsz-lok, un estudiante de 22 años que falleció al caer en un parking de varios pisos, desató una ola de protestas por los rumores de que fue empujado por la policía, a pesar de que no hay pruebas.
El nuevo comisario de policía de Hong Kong, Chris Tang Ping-keung, dijo esta semana que las noticias falsas podrían "socavar la credibilidad de la policía". "Tenemos que refutar esas informaciones falsas", afirmó.
Por el lado pro-Pekín, los expertos destacan la existencia de "campañas organizadas de desinformación" con imágenes manipuladas para subrayar la violencia de los manifestantes.
En un caso verificado por la AFP, un video donde aparecía una señora mayor fue manipulado para que pareciera que fue agredida por los manifestantes.
Las imágenes fueron compartidas en Weibo por la Liga de la Juventud Comunista de China.
"El montaje [de las imágenes] era muy convincente y muestra la nocividad de las noticias falsas", dijo a la AFP Badiucao, un artista chino afincado en Australia.
Las redes sociales controladas por el gobierno chino así como WeChat están llenas de noticias falsas, según Badiucao, con "contenido manipulado para mostrar una imagen falsa de los manifestantes de Hong Kong".
Cuando esta semana los manifestantes de la Universidad Politécnica de Hong Kong quemaron un coche de policía, circularon enseguida imágenes de un policía con quemaduras pero que resultaron ser falsas, según una verificación de AFP.
En realidad se trataba de un hombre de Malasia.