Trump recibe a los tres estadounidenses liberados por Pyongyang
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió el jueves, en mitad de la noche, a los tres estadounidenses liberados por Pyongyang, una imagen cargada de simbolismo en las semanas previas a su encuentro con el líder norcoreano Kim Jong Un.
Poco antes de las tres de la mañana de este jueves, el presidente y la primera dama Melania Trump subieron a bordo del avión en el que acababan de llegar los tres hombres a la base área de Andrews, cerca de Washington, donde se había desplegado una enorme bandera estadounidense.
El avión del secretario de Estado Mike Pompeo, que realizó su segundo viaje a la capital norcoreana en pocas semanas, había aterrizado unos minutos antes.
"Va a ser un momento especial. Para mí, esto representa algo que provoca entusiasmo, algo muy importante para el país", había declarado Trump antes de partir de la Casa Blanca.
El presidente estadounidenses aseguró el miércoles que en los próximos días se anunciarán el lugar y la fecha de su muy esperada cumbre con el hombre fuerte de Pyongyang, Kim Jong Un, y precisó que esta no tendrá lugar en la Zona Desmilitarizada(DMZ) que separa Corea del Norte y Corea del Sur.
Singapur, la otra hipótesis a la que Trump ha aludido públicamente, aparece ahora como la pista más creíble para este encuentro histórico.
"Queremos expresar nuestra profunda gratitud hacia el gobierno de Estados Unidos, el presidente Trump, el secretario Pompeo y el pueblo estadounidense por traernos de vuelta a casa", afirmaron los tres exdetenidos en un comunicado transmitido por el departamento de Estado mientras viajaban hacia Washington.
"Damos gracias a Dios y a todas la familias y amigos que han rezado por nosotros y por nuestro retorno. Que Dios bendiga a Estados Unidos, la mejor nación del mundo", agregaron.
Dos de los liberados, el experto agrícola Kim Hak-song y el exprofesor Tony Kim, fueron arrestados en 2017, mientras que Kim Dong-chul, un empresario estadounidense nacido en Corea del Sur y pastor de unos 60 años, había sido sentenciado a 10 años de trabajos forzados en 2016.
Pyongyang les otorgó una "amnistía", precisó un funcionario estadounidense.
Según analistas, esta decisión da una muy necesaria victoria diplomática a Trump y elimina el último gran obstáculo para su histórico encuentro con Kim.
"Era absolutamente imperativo que la administración Trump se asegurara la liberación de los tres estadounidenses mucho antes de cualquier cumbre", afirma Jean Lee, analista del Centro Wilson.
Trump habló tras la liberación con su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, diciéndole que esperaba que esto impactara positivamente en la reunión con Kim, según la Casa Azul, sede de la presidencia surcoreana.
- Desnuclearización y pacto de paz -
La muy esperada cita debe centrarse en debatir el programa de armas nucleares norcoreano, al que Trump exigió que Kim renuncie irreversiblemente. Pero Kim ha dado pocos indicios de lo que está dispuesto a conceder o lo que va a exigir a cambio.
Pyongyang ha insistido en que Estados Unidos retire su apoyo a Corea del Sur, donde están estacionados más de 30.000 efectivos militares estadounidenses.
En una reunión en abril en la DMZ, la tercera desde el fin de la guerra entre mandatarios del Norte y del Sur, Kim y Moon reafirmaron su compromiso con el objetivo común de una "desnuclearización completa" de la península.
Convinieron además en mantener conversaciones con Washington, y posiblemente con Pekín, para lograr un pacto para fin de año. La guerra de Corea (1950-1953), en la que China apoyó al Norte y Estados Unidos al Sur, terminó con un armisticio pero sin un tratado de paz.
Kim se reunió con el presidente chino Xi Jinping el martes por segunda vez en seis semanas.
Según la agencia de noticias oficial de China, Kim le dijo a Xi que no había necesidad de que Corea del Norte fuera un Estado nuclear, "siempre y cuando las partes interesadas dejaran sin efecto sus políticas hostiles y las amenazas a la seguridad" de su país.
El funcionario norcoreano Kim Yong Chul, quien se reunió con Pompeo en Pyongyang, insistió en que la apertura del país a las conversaciones "no fue el resultado de sanciones impuestas desde el exterior", sino un cambio en el enfoque del régimen.