La historia, logros y dudas del multicampeón Alberto Abarza: "Mi discapacidad avanza"
Como dirá textualmente durante la conversación, hubo un momento en la vida de Alberto Abarza donde solo él oyó un pitazo: Era el inicio del segundo tiempo, de su segundo tiempo en la vida. Esto, cuando aún no era el número de uno del mundo en natación paralímpica. Cuando en vez de medallas, había simplemente "ganas de nada".
Abarza creció -y vive- con certezas que muy pocos tienen. Poco tiempo después de que naciera, se le diagnosticó la enfermedad degenerativa Charcot-Marie-Tooth, que atrofia poco a poco los músculos hasta el punto de dejar el cuerpo sin fuerzas postrado en una cama.
Tratamiento
Con esta información, los padres de Alberto siguieron las recomendaciones de los doctores y dieron inicio a un tratamiento basado en la natación, que retardaría los efectos de la enfermedad. Eso se mantuvo hasta los 15 años, cuando su cuerpo comenzó a mostrar los signos más serios de debilitamiento. El reciente ganador de tres medallas de oro y dos de plata en los Parapanamericanos de Lima comenzaba a ver todo cuesta arriba.
"Me costaba mucho escribir, me costaba caminar, me cansaba. La primera vez que caí en cama, no quise nada más. Tenía 16 años. Dejé la natación, dejé el colegio, me encerré en la casa. Fueron 2 años y medio encerrado. Tenía una depresión de no querer nada, de no encontrarle un sentido a la vida. Me pasaron los mismos aparatos que en la película Forrest Gump, pero ¿A dónde iba a andar con esas cosas yo? Dije que no", recuerda, en conversación con Meganoticias.
Intervención
Con la televisión como su gran compañera, Abarza vivía momentos marcados por la apatía y una importante negación generalizada. Este panorama se mantuvo hasta una intervención de su padre: "Tienes que salir, en algún momento vas a tener que valerte por ti mismo. Yo te puedo dar las cosas pero llegarán días donde yo no voy a estar". Una frase que lleva tatuada en su mente.
Con la ayuda de Teletón, el futuro multicampeón de natación comenzó a reactivar su vida. Así, en medio de frecuentes visitas a bares capitalinos junto a otros jóvenes con discapacidad, conoció a Deysi, quien se transformaría en la madre de su hija. Antes de convertirse en padre, eso sí, un nuevo obstáculo se presentó en su vida.
"Un mes antes que naciera mi hija, sufrí un principio de paro respiratorio y caí a la UTI, estuve un mes y medio. Recuerdo que le dije a Dios: 'Pucha, por último déjame conocerla'. Cuando salí decidí que tenía que hacer algo. Lo vi como si fuera el segundo tiempo de un partido de fútbol. Nació mi hija y cambió todo", dice.
Trabajo y natación
La entrada a la vida laboral en el Banco BCI fue un paso importante en la vida de Alberto. Más aún, teniendo en cuenta que es ahí donde decidió hacer caso a su antiguo entrenador de Teletón, Sebastián Cárdenas, y regresar a la natación. Primero, como hobby, los lunes. Luego, sin darse cuenta, estaba entrenando tres días a la semana.
Junto con las competencias, comenzaron a llegar los resultados y reconocimientos. En un campeonato en Brasil registró su primera marca oficial, lo que lo catapultó a categorías que si bien no imaginaba, podía dominar. Compitió en los Parapanamericanos de Toronto 2015, los Juegos Olímpicos de Río 2016 y en el World Series de Berlín, en 2018, se alzó como el número uno del mundo. Por todo esto, fue galardonado con el Premio Nacional de Deporte en 2018.
Contra el reloj
Los sólidos resultados obtenidos en el reciente Parapanamericano de Lima no fueron sorpresa para nadie, aunque esas cinco medallas estuvieron muy cerca de no llegar. Un error de los organizadores del certamen produjo una confusión en el equipo chileno y puso en riesgo la llegada de Abarza a la prueba de 50 metros espalda.
Si no llegaba, le quitaban la medalla de oro que ya había ganado y quedaba automáticamente descalificado de todas las demás competencias.
"Nunca en mi vida me había vestido tan rápido. Ni siquiera me lavé los dientes, ni la cara. Me puse el buzo, zapatillas y salí. La policía peruana se portó espectacular, me escoltaron, me abrieron camino y todo para llegar", cuenta Alberto sobre la prueba que finalmente ganó batiendo el record parapanamericano y sellando su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Tokio o no Tokio
Hoy, mientras se prepara para disputar el Mundial de Natación Paralímpica en Londres a realizarse entre el 9 y 15 de septiembre, Alberto piensa en el futuro. Cada vez le cuesta más el ritmo de la competencia, sus dolores se agudizan e, incluso, hacen que se replantee la posibilidad de competir o no en los próximos Juegos Olímpicos.
"Si bien tenemos la clasificación a Tokio, tenemos que ver cómo llegamos a Tokio. En los últimos 100 metros que hice en Lima, Raúl, mi médico, me ayudó muchísimo. Estaba re mal los últimos días, entonces cláramente mi discapacidad avanza", dice.
Para ir a Tokio, Alberto necesita estar buenas condiciones físicas, y para esto, necesita entrenar adecuadamente. Por eso, analiza la posibilidad de iniciar una preparación en España, de cara a las próximos JJOO. En Chile, dice, no están las condiciones. "Se pone difícil acá poder hacer la pega", apunta, ejemplificando con la imposibilidad de viajar con su entrenador por falta de recursos.
Recorrido
El concepto del "cómo", referente a la forma en que se hacen las cosas es una parte fundamental en la vida de Abarza. Para él, eso está incluso por sobre los resultados. De ahí que, en caso de no sentirse en condiciones para los Juegos Olímpicos, no tendría problemas en dar un paso al costado y ceder su cupo a otro deportista nacional.
"Yo tengo una filosofía de vida, a lo mejor por la discapacidad, que sé donde me va a dejar: A mi un premio no me mide como deportista. Si vas a mi casa, por ejemplo, no hay rastro de que yo haga natación, no hay un premio puesto, no hay una medalla. No soy de esa filosofía, y lo mismo trato de enseñarle a mi hija: 'Lo importante no es la medalla, si no el camino que vamos recorriendo'", concluye el nadador paralímpico número uno del mundo.
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