Consumo de alcohol moderado aumenta el riesgo de tener más de 60 enfermedades, según nuevo estudio
Un nuevo estudio científico detectó que tomar bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de padecer más de 60 enfermedades. Estas varían en su gravedad, pero algunas pueden ser hasta mortales.
Los efectos del consumo de alcohol en exceso son bastante conocidos. Por un lado, las enfermedades hepáticas, como la cirrosis, son bastante conocidas, pero además afectan el corazón y elevan el riesgo de padecer cáncer.
Sin embargo, desconocidas son las consecuencias del consumo esporádico y casual de las bebidas alcohólicas.
¿Qué tan malo es el alcohol?
El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Pekín en conjunto con expertos de Oxford Population Health, determinaron que los hombres chinos que consumen alcohol corren más riesgo de padecer enfermedades no fatales como algunas mortales.
Para el trabajo analizaron los datos médicos de más de 512 mil adultos, reclutados entre los años 2004 y 2008, en diferentes áreas rurales y urbanas de China.
Los sujetos fueron verificados en detalle por sus patrones de consumo de alcohol, y así fue cómo detectaron que entre los que consumen las bebidas de manera regular, o sea, al menos una vez por semana, hay más probabilidades de enfermarse.
¿Cuáles son algunas de las enfermedades?
Las personas que consumen alcohol, en total, evidenciaron un aumento de probabilidades de padecer 61 enfermedades diferentes.
De estas, 28 ya habían sido reconocidas como secuela del alcohol. En este grupo se encuentra, por ejemplo, la ya mencionada cirrosis hepática, ciertos cánceres intestinales, o los accidente cerebrovasculares.
Por otro lado, 33 de las enfermedades no tenían una relación previa con el alcohol, como es el caso de la gota, úlceras gástricas, cataratas y ciertas fracturas, detallaron desde un comunicado de prensa.
"Cada vez está más claro que el consumo nocivo de alcohol es uno de los principales factores de riesgo de mala salud, tanto en China como en el resto del mundo", explicó en el texto la profesora asociada de Oxford Population Health, la doctora Iona Millwood.
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