¿Sueles maldecir? Expertos aseguran que es un signo de inteligencia y que ayuda a tolerar el dolor
Probablemente, desde pequeño te han dicho que decir groserías, más conocidas en Chile como "garabatos", es un signo de poca educación y que debes evitarlas. Sin embargo, un grupo de expertos determinó lo contrario, y señaló que decirlas puede ser beneficioso.
Las groserías se descartaron como tema de investigación porque eran vistas como una señal de agresión, dominio verbal o incluso poca inteligencia, pero ahora existe evidencia que desafía este punto de vista.
Signo de inteligencia
Un estudio estableció que las personas bien letradas, con muchas palabras a su disposición, eran mejores para producir groserías que aquellas que tenían menos fluidez verbal. Eso fue visto como un signo de inteligencia, ya que "las personas que son buenas en el lenguaje son buenas para generar un vocabulario grosero".
El ejercicio fue el siguiente: se les pidió a los participantes que enumeraran todas las palabras que pudieran que comenzaran con F, A o S en un minuto. Luego, debían pensar en el mismo tiempo groserías que comenzaran con esas tres letras. El resultado fue que aquellos a los que se les ocurrieron la mayor cantidad de palabras con F, A y S también produjeron la mayor cantidad de palabrotas.
Mejora la tolerancia al dolor
Decir malas palabras puede interferir con el pensamiento y esto puede traernos algunas recompensas. Por ejemplo, un experimento demostró que las personas que maldecían al sumergir la mano en agua helada, sintieron menos dolor y mantuvieron la mano sumergida durante más tiempo que las que dijeron una palabra neutral.
Otro estudio asegura que vocalizar una grosería conlleva a una mayor tolerancia al dolor que las palabras "neutras". Asimismo, investigaciones han detectado una mayor fuerza física en las personas después de maldecir.
El psicólogo Richard Stephens explicó a CNN que maldecir produce una respuesta de estrés que activa el reflejo defensivo del cuerpo, y este sufre una descarga de adrenalina que aumenta la frecuencia cardíaca y la respiración. Al mismo tiempo, enfrenta una respuesta analgésica, que hace que el cuerpo sea impermeable al dolor.
Improperios en vez de golpes
"Decir palabrotas nos permite expresar nuestras emociones simbólicamente, sin hacerlo con uñas y dientes", asegura Timothy Jay, profesor de psicología en el Massachusetts College of Liberal Arts.
En este sentido, maldecir no solo tiene beneficios a nivel físico o mental, sino que también mejora la manera en la que nos relacionamos. El experto remarca la variedad de propósitos que existen para los "garabatos", desde expresar agresión y causar ofensas hasta potenciar vínculos sociales, el humor y la narración de historias.
Las palabras pueden ayudar a las personas a manejar su identidad, mostrar intimidad y confianza, además de aumentar la atención y el dominio sobre otras personas.
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