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Tendrás más antojos: Dormir menos de cuatro horas aumenta un 73% el riesgo de sufrir obesidad

Muchas veces se desestima la cantidad de horas de sueño que se deben cumplir para poder disfrutar de un descanso reparador. Sin embargo, más allá de lo necesario que es para enfrentar de mejor manera la rutina, dormir lo suficiente tiene directa relación con nuestra salud.

Reducir tan solo 1 hora de sueño aumenta las probabilidades de que al día siguiente sea más difícil concentrarse, además de que las respuestas de una persona se vuelven más lentas. Esto también puede influir en la alimentación, ya que afecta la cantidad y calidad de lo que se come.

Dormir menos aumenta el riesgo de obesidad

Según consigna el portal El Tiempo, esto se debe a dos hormonas, la grelina, que despierta la sensación de apetito, y la leptina, que promueve la reducción de ingesta energética por medio de sensaciones que provocan saciedad.

Resulta que estas sustancias químicas, que desempeñan un papel clave en el proceso metabólico, son producidas por el organismo cuando el cuerpo está descansando. Es en ese momento que se logra generar un equilibrio entre ambas.

"La falta de sueño provoca subidas de una hormona que hace que se antojen alimentos ricos en calorías", señala Theresa Schnorbach, experta en investigación del sueño de Emma.

Según detalla, esto también eleva los niveles de cortisol, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes de tipo 2.

Además, Schnorbarch destaca que el riesgo de sufrir obesidad aumenta un 73% si se duerme menos de cuatro horas por noche, un 50% si se duermen cinco horas, y aumenta un 23% si se duermen seis horas por noche.

El efecto inverso

La mala calidad del sueño también puede provocar trastornos metabólicos, problemas cardiovasculares, afectaciones en el cerebro que se traducen en bajo rendimiento laboral, e incluso es uno de los factores de riesgo de infartos cerebrales como de hemorragia. 

En el caso del vínculo sueño-alimentación, esta dependencia también se puede dar de forma inversa. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine afirma que si se come en exceso durante la cena, el sueño empeora.

En palabras de Schnorbach, "dado que la alimentación puede afectar a la calidad del sueño, se recomienda consumir más fibra, menos grasas saturadas y menos azúcar a lo largo del día para conseguir un sueño mejor y más reparador". 

Asimismo, es importante dar al cuerpo dos o tres horas entre la última comida y la hora de acostarse, para asegurarse que los alimentos se digieren correctamente.

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