¿Fanático de las hamburguesas y las papas fritas?: Alimentos ultraprocesados pueden contribuir al deterioro cognitivo
Las frituras, la comida rápida y los pasteles son indudablemente una delicia y pueden sacar de apuro cuando no tenemos tiempo para preparar algo más elaborado y sano. Sin embargo, su consumo habitual puede traer muchas más desventajas que beneficios.
Además de aumentar el riesgo de obesidad, problemas cardíacos, diabetes y cáncer, existe otro efecto negativo de consumir alimentos ultraprocesados que fue analizado en un reciente estudio.
La investigación reveló que cuando estos alimentos representan más del 20% de la ingesta calórica diaria de una persona, esta podría estar en camino a padecer deterioro cognitivo. Esto incluye aquellas áreas del cerebro involucradas en el funcionamiento ejecutivo, es decir, afectan la capacidad de procesar información y tomar decisiones.
A modo de ejemplo, para una persona que come 2000 calorías al día, el 20% equivaldría a 400 calorías, es decir, una porción pequeña de papas fritas y una hamburguesa normal.
¿Qué se entiende por alimentos ultraprocesados?
Los autores del estudio definen este tipo de alimentos como "formulaciones industriales de sustancias alimenticias (aceites, grasas, azúcares, almidón y aislados de proteínas) que contienen poco o nada de alimentos integrales y generalmente incluyen saborizantes, colorantes, emulsionantes y otros aditivos cosméticos".
Hot dogs, hamburguesas, papas fritas, pizzas, refrescos, galletas, sopas, pasteles, caramelos, donas y helados, son solo algunos de los que entran en esta categoría.
¿Qué dice el estudio?
El estudio siguió a más de 10 mil brasileños durante un máximo de 10 años. Al principio y al final, se realizaron pruebas cognitivas a los participantes, como recuerdo inmediato y tardío de palabras y fluidez verbal. Por otra parte, se hizo un seguimiento de la dieta que llevaban.
Dentro de los hallazgos, se observó que tanto los hombres como las mujeres que comieron una mayor cantidad de alimentos ultraprocesados, tuvieron una tasa de deterioro cognitivo global un 28 % más rápida que aquellos que no lo hacían.
La Dra. Claudia Suemoto, coautora del estudio, destaca la importancia de que las personas cocinen su propia comida desde cero. "Decimos que no tenemos tiempo, pero realmente no toma tanto tiempo y vale la pena porque va a proteger su corazón y cerebro de la demencia o la enfermedad de Alzheimer", sostuvo.
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