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Bañar al gato: Te decimos la frecuencia ideal y cómo lograrlo

  • Por Meganoticias

Los gatos son animales sumamente aseados. De hecho, el célebre bacteriólogo Luis Pasteur llegó a documentar que son los seres más limpios del reino animal por sus hábitos de limpieza constante, “por lo que vale la pena acariciarlos”.

Sin embargo el ambiente, la humedad, el sobrepeso y la cantidad de pelo hacen que necesiten un poco de ayuda. Para empezar, no se debe tener miedo de bañarlos si logramos las condiciones óptimas.

Ubique un área cerrada y tranquila, como el baño o el lavadero. El agua fría les resulta incómoda y les provoca nerviosismo, así que si lanzamos un golpe de agua fría al gato se sentirá aterrado y querrá escapar.

Use agua un poco tibia que los relajará y comience por sujetarlo sin presión por el cuello, de modo que siempre tenga una mano controlando al gato.

Poco a poco coloque el agua por su espalda y distribuya hasta permear hasta la piel, recordemos que el pelaje del gato repele el agua.

Una vez que esté bien húmedo puede colocar el champú para gatos en pequeñas porciones y lave bien. Insista en sus patas, que son las que más esconden la suciedad.

Por fortuna, en plena pandemia, se ha demostrado que estas mascotas no contagian el coronavirus a los humanos, pero sí a otros gatos con los que tenga contacto.

Tenga una toalla solo para su gato y con ella seque los excesos de agua en sus patas, cabeza y cola. En los gatos la frecuencia del baño será más espaciada que con los perros. El baño retirará el exceso de pelo, refrescará a su mascota y ayudará a retirar parásitos que pueda traer del patio o del vecindario.

El enjuague es muy importante, de modo que no escatime agua para sacar todos los residuos de champú, pues al terminar, el gato pasará horas cepillando su pelaje con la lengua.

Si el baño resulta ser un asunto complicado por miedo al gato o por falta de práctica, el cepillado diario es la mejor solución para disminuir el pelo caído y mantenerlos sanos, recomienda el veterinario Roberto López.

En cuanto a la frecuencia no hay que exagerar, pues la naturaleza es perfecta y provee a estos animales de protección contra patógenos.

"Con cada baño vamos eliminando parte del estrato córneo del animal, que es la principal barrera contra microorganismos. Si los baños son muy seguidos no damos tiempo suficiente a la piel para generar nuevamente esta capa, por lo que la piel queda expuesta a infecciones", agregó.

Una vez al mes y siempre de acuerdo con el estilo de vida del gato, hará falta un refrescante baño. No descarte hacer lavados parciales (solo de patas) si viene de la calle o si el sobrepeso no le permite limpiarse por sí mismo.