Fiona Apple, hasta que sacaste disco nuevo. Punto, punto, punto. ¡Ay, el pasado, los sueños!

  • Por Matías Andújar

Oh, no, pensé.

Voy a tener que pausar a los Dead Boys para escuchar el nuevo disco de la Fiona Apple

Encantado, me encanta.

Hace años que no la escuchaba y justo hace unos meses le había dado play a su segundo y exquisito disco, que me asocia asquerosamente a muchos recuerdos.

Recuerdos. Nos ponen fuera de la vida. De nuestros actos, perfiles. Configuran nuestro ser y hacer, dejan de lado nuestras debilidades. Las más evidentes y feas.

Muchas veces soportamos los recuerdos solos y callados. El goce de estos es a menudo más compartido. Nos juntamos para pasarlo bien, ¿no? Maoma. 

El pasado es igual. Ya fue. Tiene tres dimensiones.

1.- El teatro de la mente. Te tiene agarrado, y lo hace principalmente de noche.
2.- La agonía y gracia del recuerdo. Una pena. Y algo mágico a la vez.
3.- Y, sobre todo, la dimensión sobre la que se especula. Esa que no hay cómo conocer ni cómo asegurar.

Calificamos de “verdad”, cargando la mata y tirando los dados, a nuestra conveniencia mental, de “atractiva y placentera”.

Otros dicen cosas muy confusas mientras cruzan las piernas. Siendo el dr. Freud el que más, en relación con la materia de lo onírico.

A Fiona le pasó. Se despachó un disco sin remordimientos. Dentro de su estilo, saltó, no le importó nada, se expresó mejor.

Dios me libre. Pobre mujer. Qué horror.

La figura del artista, entre comillas, es la de el atormentado. Como en el tarot. Pero aquí se nos presenta más como una difícil maniobra. La mezcla. Esa amalgama del amor, la amistad, y nunca poder ser amigos. Lo otro, menos. Mejor no hablemos del tarot. 

Eterno retorno.

Y, ya, bueno, creo, hay dos formas de vida, de experiencias. A veces se conjugan. Está la vívida y la tediosa. ¿Es una más real que la otra? No. Estamos fritos. Condenados al sube y baja.

Fiona te la convierte en uno. Es un recuerdo, un sueño que viene y va. Lo vas a alcanzar, pero se escapa. Te vas a enamorar, pero te desencantas.

El pasado tiene sus resortes. No es que no exista. Lo que sucede es que ya fue. Pasó. Pero tiene el humor de revivir, de seguir latiendo: familias reclamando herencias, títulos, terrenos, castillos. Los tribunales recapitulando, historias. Historias.

Pero la música siempre se puede revivir. Y cada vez, con el mismo disco, es una experiencia distinta.

Tom Waits, Nina Simone, Kate Bush son citados por Apple. Más y más ensoñación.

El sentimiento, el recuerdo, el sueño: ese es un arte. El arte de aferrarse. El sarcasmo.  

Y pasa con las siete artes.
Y creo que son más.

No hay nada menos legítimo que los reclamos de alguien con respecto a su pasado.

Como antiguamente sucedía con la esclavitud. ¿A quién pertenece una persona? En sus sueños le pertenecía a alguien. Y el argumento del dinero no existe. Es sólo un papel. O una tarjeta con una clave.

¿Qué pasa si el petróleo, tan preciado, deja de ser un bien —que provoca guerras—, y se devalúa o queda en desuso? ¿Qué pasaría con todo ese dinero?

Simple: deja de existir.

¿Qué pasa cuando vuelvo a poner este maldito disco?

Simple: existe, por sí.

Existe la añoranza. Las personas, el escenario donde existían aquellas representaciones.

Este disco me trajo todo de vuelta. A paso rápido.

Esa noche anterior. Donde todo se desdibujaba. Ese discontinuo y simple eco de la mente. Ni una simple mirada cómplice, ni una copa de más, ni lo que decimos, nada podemos revocar.

Sólo existe el pasado. El presente acaba de pasar, ya es pasado, inmediatamente, y el futuro no existe. Nada de él conocemos. No hay que ser filósofo para eso.

De hecho, únicamente nos conocemos y nos acercamos a través del pasado.

Ahí es donde nos volvemos a encontrar, Fionita Apple. Te den 5 o 3 estrellas. 

Y esta costumbre se hace continuidad. Todo empieza a llamar la atención. Se idealiza. Todo se disfraza. Historias para el mercado.

Igual, echémonos jabón.

No hay que tener miedo. No hay para qué asustarse. Es todo cosa del pasado.

La vida es hoy. Y es lo más. Nos entrega lo mejor y lo peor a la vez. Rememos hacia adelante, no hacia atrás. Nuevo disco de Fiona Apple, te agradezco. Eres bueno. 

Es sólo una cadena de cosas absurdas. Ríamos. Lloremos. A concho.

Escuchemos esto y lo otro.

Y nunca dejemos de preguntar ¿quiénes somos?

Además de ser soñadores, claro. 

*

I was just so furious
But I couldn't show you