Cinco preferibles documentales sobre música en Netflix
- Por Matías Andújar
Por: Matías Andújar |
VIERNES CASUALES
Se acuerdan de esa categoría en Netflix llamada “Interés especial” que cumple la misión de acompañarte con música e imágenes incidentales? La fogata, el fondo del mar, las nubes. Me costó mucho encontrarla. Pensé que se había extinguido, de hecho, tuve que googlearla. Netflix cambia su interfaz bastante seguido. También hay que considerar que hay un Netflix y una programación distinta para cada país. O sea, en Chile no está el mismo contenido que en España, y así. Hoy en día, claramente, está orientado a darle full prioridad a las series. El espacio para los documentales musicales, que antes existía, tenía un cuerpo, es cada vez menor. También cuesta pillarlos. Ya no está por secciones. Han sacado varios, y otros se han mantenido como lapa. Lo que habla de una pobre reposición del material. Dentro de las alternativas, aquí hay algunas de las mejores opciones para cuando quiera tenderse una rato y hacer un paréntesis en su serie.
1. Strike a Pose
Por si no lo sabía, los bailarines de Madonna, siempre han sido elegidos por ser los mejores de los mejores, dentro del estilo que la Reina del Pop maneja. Son asombrosas las cosas que pueden hacer. Podrían caminar por las paredes si quisieran. Pero es una de las profesiones que no son para siempre, ya que trabajan con el cuerpo, y es el mismo instrumento de trabajo y el paso del tiempo, que te deja fuera del horizonte. A no ser que seas Pina Bausch y vivas por siempre en el corazón de todos.
El documental muestra la familia de bailarines que giraron con ella el año 90, tiempos del Blonde Ambition World Tour. Porque cuando andas de gira, por todo el mundo, viajas, duermes, comes, sales, y haces todo lo que se hace en el día y en la noche, pero como una pandilla, se transforma en una familia. Y viviendo una vida de estrellas. Porque ser bailarín de Madonna es un sueño cumplido.
Este documento audiovisual sigue a seis de ellos durante 25 años. Y el horizonte tiembla. El número siete, Gabriel Trupin, murió el año 95 por VIH. Y va bastante de eso. En reflejar y mostrarnos sus aspectos más delicados. SIDA, drogas, pobreza, siempre en paralelo, haciendo el trueque con las imágenes cúlmines de su carrera.
Es entretenido y triste, te hace pasar por distintas emociones, la euforia y el recuerdo de esa época, la textura de la imagen, el glamour, los titánicos shows, los momentos extraordinarios, versus la caída.
Por supuesto le tiene que gustar o guardar cierto cariño a quien en los años 80s era “Like a Virgin”.
Puedes ver este documental acá.
2. Who the f**k is that guy?
Buenísimo. Una tonelada de información, datos y registros no manoseados.
Es el viaje de Michael Alago. Alago, desde los 13 años fue melómano. Vivía en Brooklyn y ya a los 19, a fines de los 70s, principios de los 80s, fan de las guitarras con distorsión, de toda la movida en el CBGB, se convierte en una personalidad importantísima de la movida musical e incluso manager de bandas hoy famosas. Este socialité, llevó a Metallica a firmar con Elektra. Nada menos. A White Zombie con Geffen.
Abiertamente gay, y puertorriqueño, rodeado de hombres sudando, era un adorno raro entre tanto árbol de pascua, pero es tan carismático, que caía parado en todos lados. Demás está decir que muchas veces el mundo del Metal, lamentablemente, cae en la homofobia. Hay fotos en que aparece abrazado y dándole un apretado beso en la mejilla a Doyle Wolfgang von Frankenstein. Hazte esa. Trabajó también con Cyndi Lauper y hasta Nina Simone. Pero lo suyo era el Rock y sus derivados. Tuvo su propio banda, Antidote, con la que todavía se presenta de vez en cuando, cuando se desarrollaba plenamente la escena del NY HxC, tocando con Cro-Mags, Misfits, Sick Of It All y Agnostic Front, quienes lo invitaban a tocar con ellos. Era amado. Jason Newsted, ex-bajista de Metallica, aparece en pantalla diciendo que sin él, no sería quien es hoy en día. Johnny Rotten, de los Sex Pistols, hace mención a que Michael está dentro de su pequeña colección de gente que no miente.
Sin querer, este niño de Puerto Rico, cambió el mundo musical y aquí está su historia.
Este documental es un reconocimiento y un destape a su figura y la importancia que tuvo.
Puedes revisar este documental acá.
3. Residente
Otro puertorriqueño. Pero en otra esquina.
Después que se hizo un test de ADN, René Pérez, AKA Residente, Fundador de los esfumados, pero siempre recordados Calle 13, se embarca en una aventura mundial de dos años para seguirle el paso a sus ancestros —según los resultados del test—, y así descubrir su pasado, sus orígenes, sus raíces, al mismo tiempo que recogía material para su primer disco solista, grabando secciones de él en China, Inglaterra, Osetia, Burkina Faso, Armenia, Serbia, Ghana, Georgia, España, Níger y Estados Unidos. Para volver a Puerto Rico.
Eso es lo exquisitamente rico de este documental. La diversidad de panoramas y culturas que se exhiben. Tantas caras y expresiones distintas. Tantas pieles, lenguajes. Cosa que también se tradujo y logró plasmar en un disco muy ecléctico. Residente (2017).
Como ha sido la misión de René, no deja afuera la crítica. Principalmente, social. No pierde oportunidad de meter el dedo en la guerra, la explotación y el colonialismo en la narración de esta excursión. Este último, un tema del que no se puede desprender ni soltar por un segundo. Culpa de nacer en un país que es colonia de Estados Unidos. Llueven las críticas al país colonizador y su cultura. En sus canciones y en su discurso. Muchas veces acertadas, como la que le hizo a Childish Gambino, con “This is America”, tildando de “una forma «asquerosa» de sacar del mapa y apropiarse de un continente”. Además el video clip es realmente asqueroso. Y malo. Igual que el tema. Pero ese mismo día también se metió con Kendrik Lamar.
No te puedes meter con Kendrik. Si son los dos muy buenos. En su onda. Te quiero, Residente. Eres seco. Pero no pelees con Kendrik. Recuerda que todos venimos de África. Somos todos hermanos, como dijiste. Excepto algunos pasteles. Descompuestos.
Puedes ver este documental acá.
4. Gaga: Five Foot Two
Éste es un poco antiguo. Digo, es del 2017, después de su último disco que fue el 2016, cuando estaba bien en boga. O sea, sus fans ya lo han visto incalculables veces. Pero si nunca estuvo muy familiarizado con Lady Gaga o conoce sus canciones pero no su persona, es una buena oportunidad para entrar en su universo.
Es uno de esos documentales que se insertan en cierto momento de la vida de una persona y después salen de ella, en tiempo real, y se acaba el rollo de la cinta. No es nada del otro mundo, pero es muy humano y se la juega por ese lado. Y uno cae redondito. Es que llora, se ríe, se droga, habla de sus problemas más personales, de su familia, de su pareja, va al médico, la detiene la policía, todo esto, en medio de los dos temas centrales que van guiando el documental. La grabación de su nuevo disco. Joanne (2016) y la preparación para su presentación en la edición 51 del Super Bowl. Parece ser una persona sensible (estoy pegado con la gente sensible). Al menos, llora por todo. Pero le creí. Asterisco: llorar a cada rato, no te hace directamente una persona sensible. Pero sí habla de una personalidad borderline, que si bien puede ser considerado un trastorno, ergo, a la vez, también habla de un cúmulo de emociones vivas. Ser drogadicto, por ejemplo, es una enfermedad, pero lo eres porque estás críticamente vacío.
De cierta forma, es el más cinematográfico de los cinco que revisamos. El trabajo de cámara, del movimiento de ésta, las tomas y la fotografía, está muy bien logrado. De hecho, en dos importantes revistas sobre críticas de cine, logró un 70% de aprobación por parte de los especialistas. El 30% restante lo encontró cliché. Y es que muestra al ser de carne tras la artista de plástico.
Puedes revisar este documental acá.
5. ReMastered: Tricky Dick and the Man in Black. A Johnny Cash Story.
AKA “Nixon & The Man In Black”. Tricky Dick es el apodo que sus oponentes le dieron a Nixon. Este documental, como todos los de la serie ReMastered, es bien corto y va al punto.
Narra la famosa llamada de Nixon a Johnny para que toque unos temitas en La Casa Blanca.
Johnny era sureño y junto a su guitarra, hacía, principalmente, en esa época, música Country. Luego, fue expandiendo sus propios horizontes hacia el Gospel, el Rock n’ Roll, Folk e incluso un poco de Rockabilly. Por eso fue incluido en tres Halls Of Fame. Rock and Roll, Country, y Gospel Hall Of Fame. Murió el 2003. En sus últimos años, hizo covers de bandas noventeras de Rock. El más notable fue “Hurt” de NIN. Para llorar. O ponerse a tomar. Por eso no la voy a escuchar ahora.
Ser sureño en EE.UU. está muy asociado al concepto de los “rednecks”. ¿No sabe lo que es un redneck? La traducción literal sería “Cuello rojo” y tiene que ver con este concepto de los campesinos que trabajan y el sol les deja un cariñito en el cuello. El perfil de estos campesinos es ser orgullosamente blancos y cero liberales. Y ahí, muchas veces se pasan para la punta. El KKK era sureño. ¿Se entiende? Bueno, nuestro querido Johnny a veces se paseaba por ahí. Nunca por el KKK, obvio, pero, por ejemplo, le brindó su apoyo a Nixon en pantalla, para todo el país, antes de la llamada del presidente. Estamos hablando del contexto plena guerra de Vietnam. El movimiento Hippie. Entonces era peligroso porque te podía quitar la mitad de tu público una jugada así.
Así, la jugada de Nixon fue llamarlo, invitarlo, e intentar captar a todo ese público, sureño principalmente, pero también al seguidor de Cash, que no eran pocos. Creo que dos meses antes de su presentación en La Casa Blanca, Johnny viajó a Vietnam a tocar para quienes combatían al Vietcong. Estuvo en el corazón de la guerra. Escuchó, vio, olió, y se devolvió. Fue a la residencia presidencial y tocó. ¿Qué pasó? El documental lo cuenta.
Puedes revisar este documental acá.
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Zona tres datos:
- Se viene un documental de Depeche Mode en Netflix
- Por favor no vea nada de Michael Jackson. Era un pedófilo.
- Ayer se estrenó un documental de Bob Dylan que lo dirige Scorsese. No lo vi porque me cae pésimo Bob Dylan.
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