Past Lives: El cariño de un amor imposible

Si pudiera agregar una segunda acepción al significado de relación tóxica, sería la que se produce una vez al año con las nominaciones a los premios Oscar. Y es que siempre pasa algo, siempre se le hace omisión a una interpretación o apartado artístico. Con el paso del tiempo y las películas vistas, uno se va abstrayendo de ese debate.

Los premios Oscar, si bien son importantes para posicionar a una película en una plataforma para que sea más masiva, no definen la calidad de las nominadas y sobre todo la de las olvidadas. Pese a ese recordatorio, siempre algo hace ruido.

Este año fue el “olvido” de Barbie. Marcamos atención en el olvido, ya que pese a sus 6 nominaciones algunos medios se atrevieron a decir que la Academia se había olvidado de Barbie. ¿Las razones? La ausencia de Margott Robbie y Greta Gerwig en sus respectivas categorías. Un debate del cuál no me siento parte, creo que Barbie fue nominada correctamente a lo que merecía (incluso creo que hay un par de nominaciones de más). Mi frustración con la Academia no va por ahí este año, va por la atención a medias de Past Lives.

Hace su debut en la dirección Celine Song, con una historia de amor dispuesta a abrazar el corazón mientras lo destroza. Lograr esa simbiosis de emociones es sumamente difícil, la habilidad de llorar desconsoladamente mientras sabes que el llanto te hace mejor persona requiere de una sutileza genial.

Past Lives cuenta la historia de dos coreanos que viven su primer amor cuando son niños. Amor que, como todos los primeros amores, termina de forma caótica cuando Nora se tiene que mudar a Canadá, dejando solo a Hae Sung. Luego de eso, sus vidas se volverán a encontrar cada 12 años, esperando el momento idóneo para cumplir con ese amor pendiente.

Celine sabe que para lograr esas emociones se requieren sutilezas. Son las finuras las que dividen a una película romántica y una románticona. Son las sutilezas del intermitente en la camioneta de Los Puentes de Madison o el cruce en las escaleras en In The Mood For Love. Son esas escenas las que nos hacen identificarnos más con el amor, más allá de frases clichés inaplicables en la vida real. Past Lives está llena de toques de manos, de miradas furtivas, de conversaciones mundanas y de gestos pequeños pero enaltecedores. Como la vida misma, enamoran los detalles.

Celine Song se arma de una dirección espectacular, mínima y paciente. Past Lives transmite mediante los silencios (vaya que hay) y mediante los gestos. Es una cámara ausente, que se cuela entre la intimidad de los personajes. Acompañada con una correcta actuación de Yoo Tae-o y John Magaro y una deslumbrante interpretación de Greta Lee. Es ella la que debería estar levantando la polémica en las redes por su ausencia en los Oscar, es ella, junto con Emma Stone y Lily Gladstone, las que dan las mejores actuaciones del año.

La interpretación de Lee acompaña en el viaje emocional del espectador. Desde la ilusión del reencuentro con el primer amor, pasando por las dudas emocionales del corazón, hasta la desolación de un corazón a medio romper. El viaje emocional, no solo de Nora, si no que de todos sus personajes es increíble y entrañable.

Past Lives se posiciona como una clásica historia de la pareja a portas de romperse por la llegada de un viejo amor. En una película romanticona funcionaria así: El viejo amor vuelve, se queda con la chica, y la pareja actual de ella queda solo y despechado, como un villano más. Pero la vida es más compleja, y Past Lives apuesta al realismo. ¿Qué es un amor imposible si no tenemos la certeza de que por más que nos duela no dejará de ser imposible?

Past Lives es esa película que llega a cobijarnos mientras lloramos. Una historia de amor realista, sobre nuestros primeros amores, y esos dos amores son los que más duelen. Dos nominaciones al Oscar que ayudan a darle un impulso, pero que no limitan su arte.